jueves, 27 de mayo de 2010

Casualidad e Imprevistos Indeseables

La casualidad, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, significa “combinación de circunstancias que no se pueden prevenir ni evitar”. Hace 16 años un profesor de negocios internacionales del Tec de Monterrey originario de Estados Unidos llamado Mark Multer explicaba el impacto de la casualidad en los negocios. Contaba que en aquella época –principios de 1994- había cerrado un trato para vender artículos de béisbol de un fabricante en Los Ángeles a un equipo profesional de beis en Japón. Al final el temblor que azotó a California a principios de ese año destruyó la fábrica de que producía los artículos en cuestión y de paso, un negocio que en papel iba fabulosamente. El negocio se arruinó “todo por la pinchi casualidad” (agregar acento gringo a las palabras de Mark).

En la política estos imprevistos pueden arruinar sofisticados cálculos y modelos de pronósticos sobre el comportamiento electoral. El domingo previo a los atentados de Madrid, volaba yo de ésa ciudad a Londres y leía en El País que las elecciones de la siguiente semana serían para Mariano Rajoy quien era Vicepresidente Primero del Gobierno de Aznar y quien sin duda alguna daría seguimiento a las políticas del PP en España. Los atentados, aunados a una serie de torpezas de información del PP (sobretodo adjudicar inicialmente los atentados a ETA cuando había elementos para apuntar a Al Qaeda) arruinaron los planes de Aznar, Rajoy y compañía y le dieron la Presidencia del Gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero quien necesitaba de un milagro para subir al gobierno.

En 2009, de similar manera, el incendio de una guardería en Hermosillo que cobró la vida de decenas de niños, cambiaría radicalmente el comportamiento de los electores y arruinó el cálculo del PRI, que previsiblemente hubiera conservado la gobernatura del estado si no hubiera sido por ese imprevisto.

El reciente y trágico escándalo de la niña Paulette abrió una caja de Pandora en el gobierno del Estado de México. Primero mostrando a los ojos del público -y del mundo gracias a Twitter- que la justicia en México se sigue haciendo a la carte. Aunque es muy pronto para decir que este “imprevisto” dañará significativamente a Enrique Peña Nieto, lo cierto es que le ha hecho una abolladura –aún no sabemos de qué tamaño- a su impoluta y casi sacrosanta imagen y ha soltado a un fantasma que lo seguirá desde hoy hasta el proceso interno del PRI y todo lo que sigue hasta el 2012.

Y volviendo la mirada al Gobierno del Estado de Guanajuato -quienes ahora creen tener la elección del 2012 tan ganada como la tenía Rajoy y como la tenía el PRI en Sonora en 2009- parece que están dejando las condiciones para que la “combinación de circunstancias” no les favorezca en el 2012. La falta de transparencia y la ineficacia del gobierno en tantos frentes, abre riesgos para ese grupo en el poder y oportunidades para sus adversarios, dentro y fuera del partido.

Para que la “ultra-chueca” salga de Guanajuato no se necesita un bombazo, ni un incendio, ni imprevistos monumentales. Su infinita incompetencia, arrogancia e incansable empeño por hacer mal las cosas son su perdición. Pensemos un poco en el eslogan de campaña de Ronald Reagan a la presidencia de Estados Unidos: “¿estás mejor ahora que hace 4 años?”. La respuesta seguramente es “no”, y aunque posiblemente no veamos cambio de partido, es probable que haya cambio de estafeta en el 2012, y esto no tiene nada de casualidad: se lo están ganando a pulso.

pesquera@gmail.com

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