jueves, 26 de agosto de 2010

Mexicana: fracaso de los triunfos laborales

En México tenemos una Ley Laboral arcaica. Hace algunos años trabajé para el Gobierno Federal en la representación de México para el Reino Unido, tratando de facilitar el comercio y la inversión entre los dos países.

Cuando llegaba el momento de hablar sobre temas laborales con los inversionistas potenciales, comenzaban a mover la cabeza y a fruncir el ceño.

A ver decían- entonces, ¿hay que pagar un bono obligatorio a fin de año sin importar el desempeño y la productividad? Respuesta: Si, se llama aguinaldo.

Ahhh, decían. Otro punto, ¿cuál es la facilidad para despedir a alguien? Ah, pues se necesitan complicados cálculos en base a los años previos trabajados, la parte proporcional del sueldo del año en curso, vacaciones no tomadas, parte proporcional del aguinaldo y un montón de consideraciones que hacen necesario tener a un contador y a un abogado a mano. Más ceños fruncidos.

Lo que no les contaba, porque en ese momento no lo sabía, pues lo aprendí trabajando en México para una constructora, es lo siguiente: cualquier día te puede llegar una demanda laboral de Juan Pérez pidiendo que le pagues vacaciones atrasadas, aguinaldo y todo el paquete, esto es, una liquidación en forma. El asunto es que Juan Pérez podría no haber trabajado nunca para tu empresa.

Los vividores del sistema laboral mexicano saben que una vez que demandan a una empresa, ésta es la responsable de descargar pruebas de que esa persona nunca laboró para ese negocio.

Él supuesto trabajador no tiene que llevar nada, pues la autoridad y el sistema dan por buena su denuncia, es decir, de entrada el trabajador tiene la razón. Si no se puede comprobar que Juan Pérez no trabajó para la empresa, hay que pagarle lo que reclama, más los gastos de su abogado y los del propio, siendo los de éste último un gasto fijo se gane o se pierda la demanda.

En la industria de la construcción es normal responder de manera cotidiana a demandas de personas que nunca laboraron para las empresas del ramo, y el menor descuido en recibir la notificación de la Junta de Conciliación y Arbitraje o un descuido de nuestro abogado, puede costar mucho dinero a estas empresas.

Como parte de la herencia de la Revolución nace el movimiento sindicalista mexicano que, con justa razón, demandaba condiciones laborales más favorables para los trabajadores que no tenían derechos y que laboraban en condiciones prácticamente de esclavitud en algunos sectores.

Las huelgas de ferrocarrileros y de médicos de los años 50’s y 60’s, que acabaron con la respectiva represión por parte del Estado Mexicano a manos del PRI, fueron, si la memoria no me falla, los últimos brotes de violencia sindical a gran escala en el país.

A partir de los años sesenta, todos los gobiernos en turno –del PRI y del PAN- han pactado con los sindicatos y hoy en día puedo afirmar categóricamente que junto a Televisa, los tres partidos políticos grandes, el crimen organizado y los grupos oligopólicos del país, los sindicatos mandan en el suelo Mexicano.

Lo que estamos viendo en Mexicana de Aviación es a una empresa que gracias a una constante presión sindical, aunada a una gestión dolosa, acumuló una serie de beneficios laborales excesivos para sus trabajadores (Un piloto de Mexicana gana 240 mil pesos al mes.

Esto es más que los pilotos de las líneas aéreas gringas y bastante más que los 100 mil o menos de los pilotos de las nuevas aerolíneas de bajo costo) a través de los años, que han hecho inviable operarla. Lo triste de la historia es que Aeroméxico va que vuela para allá, lo mismo que la Volkswagen y otras empresas del ramo automotriz y manufacturero, cuyos contratos colectivos serán impagables en muy pocos años.

A lo que quiero llegar con esto es que, sin negar el derecho de todo trabajador a percibir un sueldo y prestaciones que correspondan al nivel de responsabilidad que sus habilidades y preparación le permitan, en México estamos cercanos a expulsar industrias completas que ahora mismo buscan mercados laborales más flexibles y competitivos. El tener frontera con Estados Unidos, lamentablemente no garantiza que la inversión siga llegando a México y lo que veremos, si no hay una reforma laboral urgente, es que lejos de generar más empleos, estaremos viendo a más empresas irse de México con despidos masivos.

pesquera@gmail.com

jueves, 19 de agosto de 2010

Sandoval, estás mal

No cabe duda que en tiempos de dificultad para la Iglesia Católica, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez ha venido a complicarle más las cosas a una institución que, igual que la FIFA, ha fallado terriblemente en entender y acoplarse a los tiempos que vivimos.


Una de las pocas cosas buenas que ha dejado la alternancia en este país es el derecho a opinar diferente. En lo personal me siento beneficiario de éste logro de la democracia que hoy me permite lo mismo expresar mi opinión sobre los excesos e ineptitud de nuestros políticos, que sobre la corrupción entre muchos de nuestros empresarios.


Pero las libertades tienen límites y nada más y nada menos que el mismísimo Benito Juárez, a la sazón Némesis de la Iglesia, nos enseñó que nuestra libertad termina cuando comenzamos a invadir la de los demás. Es precisamente ahí en donde el cardenal ha fallado. Falló en el fondo, pues antes de hacer declaraciones tan serias en contra de Marcelo Ebrard y de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, llamándoles corruptos por haber aprobado el matrimonio entre parejas no heterosexuales y la adopción de niños por las mismas, tendría que haber hablado con algún abogado, que aparte de las Leyes de Dios, entendiera de las Leyes de la Tierra y más específicamente de las Leyes bajo las que nos regimos todos los Mexicanos: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Nuestra Carta Magna en su artículo 130 dice que “los ministros (de culto) no podrán en reunión pública, en actos de culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones…”. El Cardenal y la Iglesia en su conjunto decidieron oponerse públicamente a una Ley, violando flagrantemente uno los artículos de la Constitución que regula su actividad en el país y ahora tendrán que enfrentar a la justicia, no Divina, sino de nuestros tribunales.


Falló en la forma también, pues sus grotescas y burdas declaraciones parecen más dignas de un líder sindical de tercera, que de un alto jerarca de la Iglesia Católica. Yo, que fui educado en una escuela Católica, sé que ésas no son las formas ni los modos en que un católico, por conservador que sea, se puede expresar de su prójimo.


Ahora vamos a la materia. El debate sobre los matrimonios entre parejas no heterosexuales y la adopción de niños por parte de las mismas ha girado más en torno a emociones, prejuicios y estigmas sociales, que alrededor de datos duros que nos permitan observar el asunto con objetividad. Para tal efecto, Timothy Biblarz de la Universidad del Sur de California y Judith Stacey de la Universidad de Nueva York publicaron el pasado mes de febrero un estudio en la revista “Journal of Marriage and Family” (Diario del Matrimonio y la Familia) titulado “Cómo afecta el género de los padres”. Su exhaustivo trabajo de 15 páginas cita 142 autores y estudios en base a los cuales pueden hacer algunas aseveraciones, de carácter científico, algunas concluyentes y estadísticamente significativas.


Su trabajo se basa en los resultados de diferentes estudios y literatura sobre niños criados por parejas heterosexuales, por madres solas, padres solos, por parejas de lesbianas y en menor medida, por parejas de homosexuales, comparando textualmente, peras con manzanas.


Resumiendo su complejo trabajo, puedo incluir en este breve artículo algunos de sus hallazgos: las madres solteras tienden a involucrarse más con los niños, ponen más reglas, se comunican mejor y se sienten más cercanas a sus hijos que los padres solteros. Sus hijos tienen mejores calificaciones y son menos proclives a la delincuencia y a ser abusados que los niños de padres solteros. Pero el verdadero reto a todos los preceptos que tenemos sobre la paternidad heterosexual es el que nos imponen las madres lesbianas: en promedio, las madres lesbianas pasan más tiempo con sus hijos que las parejas hetero, tienen menos disputas con sus niños y definen el proceso de co-crianza de los chicos como más placentero y compatible que muchas parejas típicas. Los niños muestran más apertura a discutir temas emocionales con ellas y tienen mejores calificaciones y menos problemas de conducta que los niños criados por mamá y papá.


Y el mayor de los retos a nuestra inteligencia: estadísticamente no hay indicadores que muestren que los hijos de parejas de lesbianas o de homosexuales tengan una orientación sexual diferente a la que la naturaleza les dio, esto es, no hay indicios de que los niños criados por gays, vayan a serlo también.


El asunto que estamos debatiendo es, pues, sobre moralidad, inmoralidad, costumbres, tradiciones, cultura y prejuicios, todos subjetivos bajo la óptica individual y que son sin duda alguna, una muestra más del éxito de nuestro recientemente adquirido derecho a disentir respetuosamente de los demás.


Por eso digo, Sandoval, estás mal.


pesquera@gmail.com

jueves, 12 de agosto de 2010

Calderón vs. Fox… otra vez

Pues se ha puesto interesante el debate sobre la despenalización de las drogas en México. Sin duda los actores más importantes en los últimos días han sido el Presidente calderón y el ex-Presidente Fox. Calderón se opone, pues argumenta que el número de adictos incrementará con esta medida y Fox dice que la violencia disminuirá y que la regulación permitiría incluso gravar el consumo de estupefacientes como se hace con el alcohol y el tabaco.

Vamos por partes. La despenalización de la mariguana en casi una veintena de estados de la Unión Americana por razones médicas es una tomada de pelo y es una pantalla legal para usarla con fines recreacionales. Aunque la mariguana ha probado ser un analgésico efectivo y reducir los síntomas de algunos padecimientos, la mariguana medicinal no existe simple y sencillamente porque cada planta tiene niveles diferentes de tetrahidrocannabinol (THC) y de otros cannabinoides y los médicos simple y sencillamente no pueden recetar un “medicamento” del que desconocen su contenido y concentración. Sin embargo, algunos galenos en Estados Unidos apoyan la despenalización de la mariguana para uso recreacional –que es más del 90% de quienes la usan- para acabar de una vez por todas con esta farsa que es la venta de cannabis para uso medicinal.

Desde mi punto de vista, la despenalización de las drogas en México no acabaría con la violencia en las calles entre cárteles, pues aunque el mercado local estaría regulado, los cárteles en su gran mayoría seguirían luchando por las rutas para llevar la mariguana y otras drogas a Estados Unidos. Esta lucha muy previsiblemente seguirá si no disminuye la demanda en el norte. Una oportunidad para que esto ocurra se dará el próximo Noviembre si es que se aprueba la Propuesta 19 en California que permitiría la siembra, venta y gravamen de la mariguana en su territorio.

Sobre regresar al Ejército a sus cuarteles, tampoco estoy muy seguro de que dé resultado. En un país en el que los policías municipales ganan como promedio 4 mil pesos y no tienen entrenamiento y mucho menos un código de honor como el que tienen las Fuerzas Armadas, esta medida dejaría en el corto plazo las calles libres a los delincuentes. Que se está desprestigiando el Ejército con esta lucha y que han ocurrido abusos a los derechos humanos, si. Pero en el más estricto sentido de la cultura militar, este es un daño colateral que las Fuerzas Armadas deben asumir por el bienestar de la Nación. Ni modo que los saquemos de las calles porque se “están quemando” con la ciudadanía. Entendámoslo: el Ejército era la última carta que teníamos para jugar en esta lucha. Ahora es el momento de ampliar la estrategia en el ámbito legal y financiero para pegar a donde más duele a la delincuencia: el dinero. En resumen, ahora estamos pagando años de letargo y de inacción en la institucionalización y profesionalización de nuestras policías.

Aunque Vicente dice que él no apoyó la medida que ahora propone porque en su administración no había la emergencia que ahora hay, habrá que preguntarle por qué él no pateó el pesebre de las víboras como lo hizo Calderón, que por ingenuidad o valentía (nunca lo sabremos), tomó al toro por los cuernos.

Fox está ahora en una posición muy cómoda para proponer cosas que siendo Presidente no podía decir ni en sus más salvajes sueños. La realidad es que él sabe que como Presidente no se puede hacer una propuesta como la que ahora hace sin el visto bueno de Washington. También debe saber que para que Washington abra la puerta a este debate se tienen que alinear los astros y las galaxias y, más importante aún, que no haya año electoral en EU cuando se quiera debatir el tema.

Este round Fox-Calderón aún no termina y en mi opinión, el tema central de este debate mediático no es la legalización de las drogas, sino el posicionamiento de grupos antagónicos al interior del PAN con miras al 2012. Fox tiene la ventaja de estar sentado en el primer tendido, donde se puede parar por un refresco y gritar lo que quiera en el minuto que quiera. Calderón es el primero de los forcados y parece que no tiene tiempo de voltear a ver quién le está gritando.

pesquera@gmail.com