jueves, 10 de diciembre de 2009

La deuda buena, la mala y la inexistente

Después de las terribles crisis crediticias que sufrió México, primero en los 80’s y luego a mediados de los 90’s, los mexicanos de por lo menos dos generaciones hemos crecido con la idea de que endeudarse es malo. Con historias de familiares y amigos que perdieron casa, coches, terrenos, negocios y que se quedaron literalmente con una mano adelante y otra atrás, la respuesta parece ser que sí, endeudarse es malo.

Sin embargo, salvo los absolutos de algunas contadas leyes de la naturaleza, de las ciencias y algunos preceptos de la fe -para aquellos que profesamos alguna-, la respuesta a la mayoría de las preguntas es “depende”.

¿Es bueno endeudarse? Depende. Si vas a comprar cosas -sobretodo innecesarias- que tu ingreso no te permite pagar, es malo. Si te endeudas para comenzar o crecer un negocio bien planeado, es bueno. Pero en México no hay crédito para el desarrollo de micro y pequeños negocios. Hay infinidad de créditos al consumo a través tarjetas de crédito, o créditos directos de fabricantes y comercios para comprar coches, muebles, electrodomésticos, ropa y cualquier tontería que se nos pueda ocurrir claro, con tasas usureras. También hay crédito para las grandes empresas y para quienes puedan dar garantías de 2 ó 3 a 1 a los bancos, lo que vulgarmente conocemos como el “te ven en caballo y te prestan la silla”. Pero los emprendedores con buenas ideas de negocios sin capital para arrancar un proyecto, tienen muy pocas o nulas opciones para financiarse.

Los bancos de la mayoría de los países de la OCDE, viven y obtienen utilidades de prestar dinero para financiar el consumo de bienes y servicios, pero también, de financiar a empresas y proyectos de emprendedores. En México, a pesar de ser miembro de la OCDE, los bancos viven de prestar dinero a las empresas “Expansión 500” y de cobrar comisiones absurdas.

Son varios los argumentos que motivan a los bancos a no prestar dinero para financiar el desarrollo del país. El más importante y de peso es que el sistema legal de México -por naturaleza- inhibe el crédito. Vivimos en un país de impunidad en general, y en lo particular, los bancos no quieren tirar recursos en demandas de meses y años contra clientes morosos o que se volvieron insolventes. Por eso prestan en condiciones leoninas. Si hubiese un sistema legal que permitiera desahogar controversias crediticias de manera expedita, habría más crédito. Si los bancos fueran proactivos y realmente quisieran prestar dinero, con la influencia y poder que tienen podrían cabildear ante los congresos locales y el federal la creación de organismos privados de arbitraje, que emitan resoluciones de carácter legal. Con eso se resolverían demandas de ciertos montos, de cierto tipo de créditos y de algunas industrias, sin tener que ir a nuestros tradicionales juicios tercermundistas. Esto ya se hace en Estados Unidos y en Europa y ahorra millones de dólares, euros y horas hombre. En nuestro país ayudaría –por ejemplo- a que los bancos recuperaran rápidamente un crédito sobre un coche antes de que éste pierda completamente su valor en el mercado: se vencen 3 documentos, vas a un arbitraje de un par de horas y vas a recoger el coche. Punto. Pero en México el gran incentivo que tienen los bancos para no prestar es muy simple: generan utilidades obscenas cobrando comisiones, así que para qué moverle.

Con lo que planteo quiero poner en la mesa nuevamente la urgencia de reformar el sistema legal de México, pues los señores banqueros jamás propondrán la idea que aquí sugiero. Mientras no podamos tener un sistema de juicios orales que emita resoluciones legales de una manera eficaz, eficiente y transparente, vamos a seguir en el sótano de productividad internacional. El generar nuevas opciones de financiamiento para nuevos negocios y aumentar las que ya tienen algunas pocas empresas, curiosamente no cae sobre los gatos gordos de la banca, sino sobre los excelentísimos y honorables miembros de nuestros congresos locales y federal. Y si, la referencia a los diputados fue un sarcasmo.

pesquera@gmail.com

jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Y dónde quedó el sentido del humor?


Tenía razón Octavio Paz cuando decía que los Mexicanos tenemos un sentido del humor único, ¿qué otro pueblo en el mundo se mofa de la muerte? Ninguno, excepto nosotros. Lo curioso de las últimas semanas es que mientras los de a pie seguimos inventándonos chistes para aligerar las tragedias de la vida cotidiana, los políticos están irritables y molestos porque un puñado de extranjeros han venido a decirnos nuestras verdades a domicilio.


Primero viene a México un príncipe de Europa, de los de verdad, no como Montiel o nuestros legisladores, y nos dice en nuestra cara que camarón que se duerme, se lo lleva la chingada. A mí no me ofendió la palabrota del príncipe Guillermo Alejandro, sino lo atinado del famoso dicho, corregido y aumentado. Y no habían pasado cinco minutos de la broma cuando ya estaban los diputados especulando sobre quién lo había mandado y qué agenda traía el principito.


A los legisladores hay que explicarles que el príncipe venía a hacer negocios a México, negocios grandes, como los que ellos y sus partidos hacen, y como los que los mexicanos queremos hacer y ellos no nos dejan. Estarán pensando los grillos mayores: “cómo se le ocurre al güerito holandés venir a despertar a los Mexicanos que están dormiditos con los somníferos que les hemos dado”. Yo creo que ya hay mucha gente despertando –algunos de mal humor por cierto- y quién sabe dónde acabe esto.


Luego, viene Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía y nos dice en nuestra jeta que hemos hecho mal las cosas y que México no sólo está en lo más profundo del hoyo, sino que seguimos cavando. Tómenla, o mejor dicho, tomémosla. Y también, no pasaron tres minutos para que el títular de Hacienda, Agustín Cartstens, el de Sedesol, Ernesto Cordero, el senador Gustavo Madero y ahora el mismísimo Paco Gil salieran a hacerla de tos. Ahora resulta que Jospeh Stiglizt, según Cordero y Gil, está equivocado y necesita leer y estudiar más. Ése es un buen chiste. Me extraña que Cordero y Gil, siendo economistas y políticos de grandes ligas, se pongan de modo tan fácil, con una respuesta tan visceral que puede refutarles un estudiante de economía de primer semestre.


Y para terminar la semana de calamidades, Fitch Ratings bajó la calificación de la deuda soberana del país de BBB+ a BBB. Este hecho no necesita explicación: cuando las calificaciones bajan, es porque ha bajado el desempeño, y en poquísimas palabras, ahora somos un país menos seguro para invertir. Punto.


Pero el ánimo violento y atrabancado de nuestros políticos no es más que una muestra de la decadencia en la se encuentra la política en nuestro país. Y todo esto es también el reflejo del ánimo del Presidente: él está de malas, y todos los de debajo de él están nerviosos y malhumorados también. Yo le diría al Presidente que aún con todos los problemas en los que está metido, necesita reorganizar sus ideas y relajarse un poco también. Hay demasiada tensión por todas partes y cambiar la actitud ayudaría mucho. Ésa voluntad de adaptarse y sobreponerse a los problemas y a las crisis fue la que hizo de Bill Clinton uno de los mejores presidentes en la historia moderna de Estados Unidos: ante las peores adversidades, él mostraba una inquebrantable fortaleza para sobreponerse a ellas. Esto se dice pronto pero no es fácil, pues los retos que enfrentamos son complicadísimos. Pero el gesto de ayer del Presidente Calderón de corregir el rumbo del país y tomar el reto de la pobreza como el principal proyecto de lo que queda de su gobierno, es un buen comienzo para que su administración tenga un buen final. Apoyémoslo ahora pues, con limitadas excepciones, a nadie conviene que al Presidente le vaya mal.


pesquera@gmail.com

jueves, 19 de noviembre de 2009

La otra definición de “Acuerdo Nacional”

Para el PAN, quedaron atrás aquellos días del 2006 en los que Manuel Espino –como Julio César- decía que los panistas tenían que ser magnánimos en la victoria. También por aquellos días, el PRI humillado y desahuciado no tenía ni voz, ni voto ni relevancia en la agenda Nacional. Pero hoy, más por errores ajenos que por méritos propios, ya están en la cima otra vez. Tres años después, el PRI de ahora ensoberbecido como el PAN de aquellos días, nos recordó a todos una frase de Tucídides que dice que el poderoso hace lo que quiere y el débil sufre lo que le toca.

Curiosamente y en contraste al 2006, hoy el PRD y la izquierda en México están fuera de la ecuación del poder y lo único que nos pueden dar, y vaya que lo han hecho bien, es entretenimiento. Hay un irremediable deseo interno de autodestrucción y de humillación propia en la izquierda Mexicana que, irónicamente, hoy es más necesaria que nunca para balancear el desquiciado ambiente político en México.

Pero como todos sabemos, la política es cíclica: hoy estás arriba, mañana abajo. Recordemos cuando en 2004 el entonces Secretario de Energía, Felipe Calderón, anunció su deseo de contender por la candidatura de su partido a la Presidencia. Lo único que se ganó fue un jalón de orejas público de Chente, que fue tomado como una afrenta política y Felipe, por orgullo o por dignidad –ahora que lo conocemos más resulta difícil saber- renunció a su puesto y se fue por la libre a buscar la candidatura. Estuvo abajo, hoy está arriba.

En esos mismos días Santiago Creel, quien era Secretario de Gobernación –y orquestador del regaño a Calderón- contaba con muchísimo más poder que el modesto Secretario de Energía y ya se veía a sí mismo sentado en la silla presidencial. Hoy, otros pocos años después, a Creel le pasó algo parecido a la canción de Cornelio Reyna, que se cayó de la nube que andaba, con la diferencia que a Santiago no ha venido a rescatarlo ninguna linda y hermosa criatura, políticamente hablando, claro está. Y ejemplos de cómo el péndulo del poder va y viene sobran: Josefina Vázquez Mota, Porfirio Muñoz Ledo, López Obrador y muchos más.

Así pues, en los próximos meses –ni modo, cada día falta menos- comenzaremos a ver los acomodos de los presidenciables y cómo algunos que están arriba caerán y otros que no pintan, emergerán de las sombras. Todos vendrán a decirnos que urge un nuevo “Acuerdo Nacional” que saque a nuestro pobre país del bache en el que se encuentra.

Sin embargo, y a pesar de los altibajos de la política, sólo una cosa permanecerá constante en este nuevo proceso que arrancará en breve. Veremos cómo los partidos, que tienen muchas disputas entre ellos, seguirán fortaleciendo una coincidencia que los une eternamente y que es inmune a los ciclos de poder: ganando o perdiendo elecciones, seguirán recibiendo muchos millones de pesos. Hace unos 500 años, se le preguntó al Rey Francisco I de Francia cuál era el desacuerdo que lo tenía constantemente en guerra con Carlos V de España. El Rey contestó “ninguno, estamos totalmente de acuerdo: ambos queremos el control total de Italia”.

Hoy me queda claro que estando arriba o abajo, el gran –y único- “Acuerdo Nacional” que hay entre las diferentes fuerzas políticas del país es –según el IFE- un cheque por 2,500 millones de pesos de nuestros impuestos para financiar a los partidos políticos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿En Dónde Están los Mejores?

La semana pasada tuve, junto a otros 14 compañeros de maestría de la Universidad de Columbia, la oportunidad de atender una serie de reuniones privadas de alto nivel en Washington DC que incluyeron al Sub Secretario de Estado, James Steinberg, a Dennis Ross, Enviado Personal del Presidente a Irán, a Michael Nacht, Sub Secretario de la Defensa para Asuntos Globales y al General de Brigada Henry Nowak , J5 de los “Joint Chiefs of Staff”, entre otros diez oficiales de las fuerzas armadas y funcionarios del Gobierno de Estados Unidos.

Algo de lo que más me sorprendido de los encuentros fue el grupo de jóvenes que trabajan para estas figuras. Sus edades iban desde los veinte tardíos hasta los cuarenta bajos. Algunos tenían doctorados y todos tenían maestrías en ciencias políticas, administración pública, relaciones internacionales, políticas de seguridad y algunos pocos tenían MBA’s.

Esta extraña presencia de juventud en puestos de altísima responsabilidad es resultado de un cambio en la política de seguridad nacional de Estados Unidos en los años noventa. Al caer el muro de Berlín, y al ser electo Clinton unos años después, los Estados Unidos redujeron su presupuesto de defensa y se congelaron nuevas contrataciones de personal por ocho años.

Pero después de Clinton todo cambió. Durante los meses siguientes al 11 de Septiembre, el Gobierno de Estados Unidos comenzó nuevamente a contratar gente para atender la urgencia de la crisis que enfrentaban en esos días. Miles de jóvenes con los perfiles que ya describí, fueron reclutados por George W. Bush y ocuparon y siguen ocupando puestos clave en las áreas de inteligencia, estrategia, defensa e impartición de justicia en ése país. Todos entraron por concurso público.

En los pasillos de Washington se ve y se siente la juventud y debo decir, juventud comprometida porque la mayoría de esos hombres y mujeres sacrificaron carreras muy lucrativas por trabajar en el gobierno.

Eso mismo fue lo que vio Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública Nacional cuando visitó al FBI. De acuerdo a una nota del Wall Street Journal del 24 de Octubre, cuando el Secretario estuvo en las oficinas del Buró quedó sorprendido de que todos los jóvenes investigadores tenían no sólo grado universitario, sino maestría. García Luna se preguntó por qué no podemos en México tener lo mismo.

La pregunta parece retórica y creo que parte de la respuesta, no sólo para el área de Seguridad Pública sino para todas las demás áreas de gobierno, radica en que la carrera pública está muy devaluada –por no decir estigmatizada- en México. Hace ocho años, en un intento por mejorar el nivel de sus funcionarios, Bancomext decidió concursar muchos de sus puestos medios-altos al público. El resultado: todos los seleccionados venían del sector privado, hablaban por lo menos dos idiomas y tenían maestría. ¿Por qué se dejo de hacer? En mi opinión, primero por resistencia interna y segundo, resultaba muy caro.

Ahora algunas instituciones federales, como Pro México o la Secretaría de Economía, por ejemplo, se llenaron de jóvenes y jovencitos en los últimos tres años, pero su integración al gobierno fue por nombramiento, siguiendo un patrón sistemático de esta administración: poner en puestos clave a amigos, miembros del partido o personas de confianza, en lugar de poner a gente con experiencia y capacidad en cada área.

En mi opinión, el trabajo de gobierno de medio y alto nivel necesita dignificarse de nuevo. Y para hacer esto necesitamos volver a abrir la opción de concurso público para algunos puestos clave del gobierno. Que sería caro, si. Pero, ¿no nos está saliendo más caro tener a gente poco preparada en la estructura del gobierno? En muchas áreas de la Administración Pública de México padecemos, como decía Ortega y Gasset, de “la ausencia de los mejores”.

pesquera@gmail.com

jueves, 5 de noviembre de 2009

La Refundación Light de la República

El rector de la UNAM, José Narro, habló ayer sobre la conveniencia de refundar la República. Dijo, palabras más palabras menos, que el modelo de ahora ya no sirve. Yo vengo pensando desde hace algunos unos años en que ésa tal vez sería la única alternativa para hacer de México un país con opciones en el futuro. En mi opinión, la inviabilidad que ahora tiene México para convertirse en un país desarrollado y que ofrezca mejores condiciones de vida y oportunidades a su gente radica en la parálisis sistemática y estructural de nuestro actual sistema político.

Ése sistema político viejo y corrupto es el que crea las políticas públicas y las leyes sobre las que se desarrollan nuestros negocios, industria, salud, educación y todas nuestras actividades. El potencial de todos nosotros, de nuestras empresas e instituciones está limitado por el perímetro que dibujan esos políticos.

La analogía más sencilla que se me ocurre para explicar las limitaciones que nos impone nuestra clase política sería ver al país como una escuela primaria en la que la dirección califica anticipadamente a todos desde el 1º hasta el 6º con un 6. No es malo, si pensamos en que no reprobamos, pero es malísimo si pensamos en que ninguno de los alumnos de ese salón podrá sacar más de esa nota, así que los alumnos buenos no pueden aspirar a 9’s y a 10’s y se crean incentivos para que los que no son tan brillantes se conformen con el 6.

Como he dicho antes, podría incluso conceder que esa clase política siguiera gozando de sus prerrogativas económicas, total, que sigan ganando como ingenieros de Microsoft. Pero lo que tendrían que hacer a cambio de esos sueldazos, sería darnos la opción de sacar 7’s, 8’s, 9’s y 10’s. Actualmente la mayoría de la crema y nata de nuestra gente, ese grupo de lo mejor de lo mejor, el de los más listos, aunque trabaje con toda su inteligencia y empeño, no sacará más de 6, porque el sistema no se lo permite. Por eso en México no se crean negocios y riqueza como en otros lugares y por eso no hay historias como la de Jeff Bezos, fundador de Amazon.com, Mark Zuckerberg creador de Facebook o como Larry Page y Sergei Brin, los cerebros detrás de Google. No es que en México no exista gente tan lista como ellos, el problema es que el sistema político no ha creado las condiciones para permitirles esas oportunidades a nuestros científicos, ingenieros, hombres de negocios y académicos, entre otros.

La opción de construir una escuela nueva, con salones de primera y con nuevos estatutos sobre su operación, en la que todos los alumnos que estemos en ella podamos aspirar a sacar 10’s sería el sueño de todos los que vamos a ese colegio.

Sin embargo, el status-quo no permitirá esa nueva escuela. Perderían demasiado.

La refundación de la República es una buena idea, pero como el sistema se autoprotege contra cambios que le resten poder, no veo que una mañana despierten diputados, líderes sindicales y políticos diciendo “Hoy es un buen día para refundar al País y para ir adelante”.

Yo te invito de nuevo a que hables con tus diputados, a que les mandes un email. Ellos tienen la obligación de contestarlo. Pregúntales qué están haciendo por tu ciudad y por tu distrito y que no te salgan con que trabajaron duro para sacar el presupuesto del país y la manga del muerto. Que te digan específicamente cómo se beneficiará tu distrito de sus acciones legislativas. Si no podemos tirar el edificio viejo para construir uno nuevo, por lo menos vamos apretando las tuercas del Congreso. Yo sí creo en que algún día en los próximos años se eliminarán los plurinominales, habrá reelección legislativa y de alcaldes y que podremos ver en la cárcel a algún ex Gobernante corrupto como los abundan. Ésa, como todas las reformas de este país, será la “Refundación Light de la República”.

pesquera@gmail.com

jueves, 29 de octubre de 2009

Un Buen Ejemplo y un Consejo

El pasado miércoles 21 de Octubre tuve la oportunidad de ir a un concierto que me llenó de alegría. Fue la Gala Anual de la Filarmónica de las Américas, en la sala de conciertos Frederick P. Rose del complejo artístico del Lincoln Center en Nueva York. El programa fue ligero e incluyó piezas de Piazzolla, Bernstein y Stravisnky, entre otros. Lo interesante fue que la Filarmónica de las Américas fue dirigida por su fundadora y directora artística, la mexicana Alondra de la Parra. No sólo sorprende el hecho de que ha sid0 la única mexicana en dirigir una orquesta en Nueva York, sino que actualmente tiene sólo 28 años.

Aparte de dirigir a “su orquesta” la joven señora de la Parra ha dirigido a las sinfónicas de Houston, Phoenix, Columbus, San Antonio, Dallas, Los Ángeles (de cámara), Buenos Aires, Montevideo, Singapur , así como las del Estado de México, Xalapa, Aguascalientes y a la Sinfónica Nacional de México. Para cerrar su curriculum, también ha dirigido a Plácido Domingo en la Ópera de Washington.

Después del concierto tuve la oportunidad de hablar brevemente con Alondra y me dejó una gran impresión. Es una mujer de una sencillez extraordinaria y de un liderazgo indiscutible. No hay director musical que no sea apasionado y esa pasión es la que la ha llevado a alcanzar lo que ningún otro músico mexicano ha logrado, ya no digamos a su edad, sino en una vida entera.

Sin embargo, su éxito no ha sido necesariamente un paseo por el parque. Se le critica que Emilio Azcárraga Jean sea su mecenas. Escuché un comentario –claro, de otro mexicano- que decía que con el dinero de Azcárraga, cualquiera montaba una filarmónica. Como soy proclive a la discusión, y disfruto convertirme en abogado de causas ajenas, le respondí al joven de rápidas y triviales conclusiones que no sólo era una falta de reconocimiento al talento de la señora de la Parra, sino una flagrante (palabra de abogado) acusación de idiotez en contra de Azcárraga, a quien no tengo el gusto de conocer y con quien no necesariamente simpatizo todo el tiempo, pero que con lo que he leído y escuchado, es todo menos retrasado para tirar algunos millones de dólares en una causa que no valga la pena. Pura envidia, sin duda.

Yo me quedo con la buena imagen del concierto y del orgullo que sentí cuando vi a esta joven conductora dirigir a su orquesta. Fue como ver a Lorena Ochoa, o a nuestros futbolistas en Europa: gente que está en la cima de lo que su profesión les permite, o muy cerca de ella.

Sin embargo, nuestros máximos representantes nacionales en la cultura y en los deportes, pertenecen a un segmento profesional que en México no tiene apoyo. Y ya todos estarán pensando que sí, que aquí no se apoya a los deportistas y a los artistas. Lo triste es que muchos de estos jóvenes con todo el potencial, ven truncadas sus vocaciones no en una oficina de la Conade o del INBA, sino en sus propias casas. La falta de recursos es la causa más recurrente, pero en hogares de clase media y alta existe una ceguera sistemática en contra de estas actividades y es ahí en donde se quedan la mayoría de las de la Parra, Ochoa, Márquez y otros que en el mejor de los casos, tendrán la oportunidad de ir a la universidad. Creo que no hay nada más frustrante en la existencia de una persona que vivir con la idea de que se pudo ser algo más, y peor aún, que podría haber sido el mejor en eso que no se le permitió hacer. Papás: si sus niños y jóvenes tienen un destello de estos talentos, apóyenlos y permítanles explorar su potencial. Si tienen lo que se necesita para llegar a la cima, créanme que en esos segmentos sí llega la fortuna pronto. Si a fuerza hay que dejar el deporte y el arte para ir a la universidad, por lo menos oblíguenlos a ser ingenieros, que es lo que el país necesita. Esto lo dice su servidor, un pobre contador público. Hasta la próxima semana.

pesquera@gmail.com

jueves, 22 de octubre de 2009

Jarabito Para una Neumonía

Perdón por saturarlos con el tema del Presupuesto. Sé que estos días no ha habido otro tema en los medios pero lo que está pasando en el Congreso es importante por múltiples razones y no quiero dejar de resaltar algunos puntos.

Primero, la aprobación del Presupuesto que salió ayer miércoles por la madrugada confirma el nuevo balance de poder en el que el PRI trae el sartén por el mango. Aunque tuvieron que cabildear, lo hicieron más por guardar las formas y por mostrar voluntad de diálogo que por necesidad.

Segundo el PAN está perdido y no tuvo más que apechugar. Escuché por la radio una entrevista a Josefina Vázquez Mota y por su voz, me la imagine desencajada, con la lagrimita a punto de salirle y con la voz de Verónica Castro en Los Ricos También Lloran: “Lamentablemente, no nos alcanzaron los votos…”. No les alcanzaron los votos para cobrarnos más impuestos de otra manera.

Tercero, algunos diputados del PRI, del PAN y del Verde no se alinearon con el voto de la manada. Tal vez la compaña “Mi Voto Por Tu Compromiso” está dando resultados.

Cuarto, si el PAN está perdido, la izquierda ya no es más que una idea, no tiene materia. Con las personas que la dirigen, o dicen dirigir, no tienen presente ni futuro. No existen, no articulan, están acéfalos. No tienen relevancia alguna en el plano nacional y nos están costando una fortuna. Con lo gordo que me cae, pero cómo extraño a Cuauhtémoc Cárdenas, izquierdista aguerrido pero al final un caballero.

Quinto, nuevamente las personas y las empresas del país no importamos para nada. Los legisladores vuelven a mostrar su ignorancia como grupo al no entender que para recaudar más, México necesita ampliar su base y aumentar la productividad. Desde luego que la palabra productividad no está en el léxico de los legisladores, así que la opción fácil -de dos más dos- fue cobrarnos más impuestos a los pocos que ya pagábamos algo. Me pregunto si algún día será posible hacer obligatorio un curso de micro y macro economía, no a todos los Diputados pues sería como arrojar perlas a ya saben quienes, pero por lo menos a los de las comisiones de Presupuesto y Hacienda.

Sexto, con este presupuesto México pierde competitividad internacional. Nadie quiere invertir en un país que se hace más caro y eso es lo que acabamos de hacer. Esperemos ver qué dicen las calificadoras, pero por lo pronto las notas en los principales periódicos financieros de Estados Unidos y Europa no ven bien las cosas.

Séptimo, me asombra ver cómo los Diputados se esfuerzan cada día más por entregarnos menos. Y digo que se esfuerzan porque verdaderamente les cuesta trabajo entregarnos una miseria de resultados legislativos año tras año.

Estamos bajos en productividad, en recaudación, en aplicación de la Ley, tenemos impuestos caros y complejos, nos estamos quedando sin remesas ni petróleo y además somos un país peligroso.

La única ventaja que nos está quedando como país es la cercanía con Estados Unidos y seguro ya hay algunos legisladores que están pensando en también poner un muro de nuestro lado. No vaya a ser que el que están poniendo los gringos deje un hueco para que llegue algo bueno a México de aquel lado.

La semana entrante, les tengo una nota más agradable para que se nos pase el coraje, ahora un tecito por favor.

pesquera@gmail.com

La Opción Militar en los Municipios

Se dice que en el mundo hay tres maneras de hacer las cosas: de la forma buena, de la forma mala y de la forma del ejército. Los militares de carrera no han tenido la misma formación que tuvimos el resto de los ciudadanos, pues crecieron en un entorno de trabajo, disciplina y orden que los civiles desconocemos. Estas diferencias cualitativas respecto al resto de la población del país les ha valido ser la punta de lanza en la lucha contra el crimen organizado en México.

Se ha hablado mucho en los últimos tres años sobre la conveniencia o no de que el Ejército Mexicano patrulle algunas zonas del país. Hay defensores de los derechos humanos y políticos de todas las corrientes que se oponen rotundamente a esta medida. Yo les digo, sin meternos en aguas muy profundas, que están mal. El Ejército era la única opción para enfrentar al crimen organizado en México. Con policías poco educados, corruptos y sin entrenamiento ni equipo adecuados, nuestro país se estaba convirtiendo en tierra de nadie.

Que los militares han cometido abusos, si, pero no más de los que han cometido las policías municipales, estatales y federales en su gris historia en México. Que tienen desertores, también, como los hay en la PFP en la SIEDO y en la PGR. Pero a pesar de sus tropiezos, creo que nadie podrá negar que hoy por hoy, el Ejército Mexicano y las Fuerzas Armadas son las instituciones más honorables del país.

Hay muchos factores por los que un militar está mejor capacitado para ser Secretario de Seguridad Pública de un municipio grande que un civil en estos días. Muchos de los civiles que han ocupado estos puestos en el pasado son prominentes abogados o policías que, arriesgando sus vidas y prestigio, han tratado de combatir al crimen en nuestras ciudades con herramientas –personales y materiales- muy limitadas a su disposición. El problema ahora es que los delitos de nuestros días no son sobre el asalto a un Oxxo, una pelea callejera, el robo de propiedad en un casa o incluso delitos más graves como violaciones y homicidios. El reto es cómo mantener una ciudad grande segura con delincuentes que llevan granadas, rifles de asalto y que tienen entrenamiento militar, no policiaco.

Los militares que ahora ocupan varias Secretarías de Seguridad Pública en algunos municipios del país no son solo gente vestida de verde, con el pelo corto y malhumorados. Son gente que conoce de historia y que han leído a Clausewitz, Hobbes, Keegan, Mao y a los más importantes autores de teoría militar reciente y antigua. Todos saben la diferencia entre estrategia y táctica y muchos de ellos han tomado cursos sobre guerra limitada y conflictos de baja intensidad, que es lo que estamos viviendo en México. No se puede enfrentar al crimen organizado con estrategias policiacas diseñadas para combatir asaltos a transeúntes y robos de coches.

Nos guste o no, el tener a los militares en las calles y ahora en cargos públicos es la opción menos mala entre un montón de opciones que créanmelo, no quisiéramos ni considerar.

Siguiendo la tradición de honor que les caracteriza, éstos militares asumen que están bajo el mando de autoridades civiles, que su trabajo es temporal y sus servicios serán necesarios en lo que sus conocimientos le permiten a nuestras ciudades salir delante de este desafío que se ha presentado. Para ellos sí, La Patria es primero.

jueves, 8 de octubre de 2009

Sueños de Grandeza


En un una serie de brillantes ensayos escritos en los años veinte –época de enorme miseria en España- y adelantándose por lo menos quince años a su época, José Ortega y Gasset vio con claridad las condiciones para la guerra civil, el ascenso de la extrema derecha en España y el brote del autoritarismo y del fascismo en Europa. Tuvo la visón de un panorama desolador y se le cumplió. Sin embargo, a la caída de la dictadura y después de un período de transición muy complicado, los españoles pudieron ponerse de acuerdo para sacar al país adelante. Todo gracias a un grupo de políticos-estadistas que en 1977 decidieron pactar las condiciones para sacar de la miseria a España.

La generación de españoles nacida en los setenta creció en un país pobre, pero viable, con futuro. Y lo más importante: las generaciones que están tomando y tomarán las riendas del país ahora y en unos años más, son gente que creció con actitud ganadora.

A pesar de la reciente crisis mundial, que dejará en España una tasa de desempleo de casi 20% para este año, el país sigue siendo próspero. Claro que tienen problemas, como los Canadienses, Suecos y Australianos, pero sus problemas son más o menos los que tenía López Portillo: administrar la abundancia y, sin duda, en unos años se pondrían en pie de nuevo. Desde hace unos treinta años decidieron dejar atrás a un país hundido en la miseria y el encono.

En cambio, en América Latina, de acuerdo a datos de la UNCTAD, las personas nacidas en los últimos 40 años en nuestra región no han podido en promedio superar el ingreso que tenían sus padres. Esto es una tragedia, considerando que los padres de esas generaciones también tenían un ingreso muy bajo. Pero lo verdaderamente desgarrador es que éste hecho describe la desesperanza en la que vivimos en Latinoamérica y específicamente México: esa terrible idea –o realidad- de que todo tiempo pasado fue mejor, que está presente en todos nosotros y, dolorosamente, en nuestros jóvenes.

Recientemente se publicaron datos del Gobierno Federal en los que aceptan que durante los tres años de esta Administración ha aumentado en 6 millones el número de pobres en el país, para un total de 20 millones en pobreza alimentaria. La definición de la ONU para “pobreza alimentaria” aplica para aquellas personas que viven –o sobreviven- con menos de un dólar al día, o dicho de otra manera, que literalmente están muriendo de hambre.

El Presidente Calderón perdió el pasado 5 de Julio el control sobre los tres años restantes de su Administración y se ve difícil que pueda hacer algo por esas pobres personas. Ahora nuestros destinos están en manos del Congreso y honestamente, no creo que vayamos a mejorar mucho.

De los 500 diputados que hay la Cámara Baja, si acaso 30 legisladores controlan los destinos del país y sus sueños son sobre poder y engrandecimiento personal. Los otros 470 señores y señoras están para levantar la mano cuando se los ordenen.

Hoy veo a Brasil creciendo, pujante, a Petrobras en la cima de las empresas petroleras del mundo, a Embraer como líder en el sector aeroespacial, a sus científicos orgullosos de la mayor industria de eco-combustibles en el planeta. Y Río de Janeiro como sede para los Juegos Olímpicos de 2016 es el premio a su esfuerzo. Todos fueron sueños de grandeza algún día, hoy son realidades.

Permítanme adaptar la famosa frase de Camilo José Cela, otro célebre español: no sé si estamos dormidos o durmiendo, pero lo seguro es que estamos jodidos y nos siguen jodiendo. Dulces sueños.

pesquera@gmail.com

jueves, 1 de octubre de 2009

A ver si es cierto...

Pues el PRI ahora sí está que no se la cree. Después de las elecciones del pasado Julio en las que recuperó los espacios perdidos en el 2000, acabó por convertirse -en complicidad con los mercenarios del Verde- en el dueño absoluto de la Cámara Baja.

El PRI repartió a su gusto el suculento pastel de las Comisiones de la Cámara de Diputados. Las famosas Comisiones de las que todos escuchamos hablar son equipos de legisladores que tienen la responsabilidad de proponer, revisar, redactar y someter al pleno proyectos de Ley en diferentes sectores de la vida de la Nación. Hay una cuarentena de ellas, desde energía, comunicaciones y hacienda hasta grupos indígenas, derechos humanos, población y deporte. Cada una de estas Comisiones es presidida por un diputado, que es quien coordina los trabajos del equipo.

Para la presente Legislatura, el PRI eligió presidir con el Verde las Comisiones de mayor peso y relevancia y dejó las de relleno y conflictivas al PAN, que salvo las de Hacienda, Energía y Distrito Federal, tendrá poca influencia en los proyectos legislativos decisivos para lo que queda del presente sexenio.

Lo más importante para el PRI es que de la veintena de Comisiones que encabezarán sus diputados, una de ellas es considerada la “Joya de la Corona”: la de presupuesto. Ellos tienen en sus manos la propuesta del Presupuesto de Egresos que mandó el Ejecutivo para el 2010, esto es, el documento que indica cómo, cuándo y en dónde se aplicará el gasto para el año entrante. De la propuesta que mandó el Presidente, ellos y sus secuaces pueden aumentar y disminuir los montos, agregar o eliminar partidas y dirigir o desviar recursos según les convenga. Más claro: ellos firman la chequera del dinero que se gastará en el país para el 2010. Y lo mejor de todo, pueden aprobar todo lo anterior sin tener que derramar una gota de bilis. Cuando los del PAN se pongan flamencos y manoteen sobre la mesa, podrán citar a Carlos Medina y decirles “No se aceleren porque los vamos a mayoritear” o algo por el estilo. Sin duda la vida da vueltas.

La reflexión importante sobre la rebatinga de esta semana en el Congreso tiene que ver con el nuevo balance de poder que se está consolidando en México. Todos los acomodos y negociaciones que vimos esta semana en el Congreso fueron clave para los intereses de los partidos, no para el interés tuyo ni mío. El único interés que despertamos en los políticos es cuando cumplimos dos obligaciones de todo buen ciudadano: cuando pagamos impuestos y cuando votamos.

El poder que acaba de afianzar el PRI en este año será utilizado para llevar mano en la elección del 2012 y aunque su retórica y Lucero nos digan que son más buenos que la Madre Teresa y que sólo viven para servirnos, la verdad es que se estarán sirviendo a sí mismos un banquetón como los de antaño.

Y los del PAN están tristes no porque acaban de perder -hoy en parte y en unos meses posiblemente en su totalidad- la oportunidad de servirnos, de ofrecernos un cambio, mano firme, empleos y seguridad, sino porque les acaban de quitar la chequera y acordémonos que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

Por lo menos habrá alguien que la pase bien en el Congreso en esta Legislatura. En la Comisión de Relaciones Exteriores habrá happy hour extendida y shots de Courvosier gratis todos los días de 10:00 a.m. a 6:00 p.m. Adivinen quién la presidirá. Pista: es paisano nuestro.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Para Integrarnos a los E8

Peter Marber es el Director Global de Mercados Emergentes de HSBC/Halbis en Nueva York. Ha escrito cientos de artículos y varios libros relacionados al libre comercio, mercados emergentes y estrategias de inversión. Sin duda, es uno de los principales defensores del libre mercado y desregulación, aún en estos tiempos en los que los sectores más conservadores de la política y la economía en Estados Unidos llaman a tomar medidas proteccionistas para beneficiar a su mercado y empleos.


En su artículo “Del G8 al E8” plantea un interesante escenario en el que en los próximos 40 años 8 economías ahora emergentes (China, India, Indonesia, Turquía, México, Brasil, Sudáfrica y Corea del Sur) producirán combinadas 44% más que las economías del G8 (EU, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Rusia, Reino Unido y Japón). Ésta tesis es similar a la de los BRIC’s planteada por Goldman Sachs en la que Brasil, Rusia, India y China serían los líderes de la economía mundial para el año 2050. A la propuesta de Goldman, se adhirieron unilateralmente muchos países que querían ser parte del acrónimo. México le llamó BRIMC, Corea del Sur le puso BRICC, los Emiratos Árabes le llaman BRICA y los países de Europa del Este y Turquía le pusieron BRICET.


Al final lo que ambos estudios platean es que hay una tendencia a que estos países ahora en desarrollo, impulsados por sus enormes poblaciones y recursos naturales, sean los líderes de la economía mundial por ahí del 2050.


Marber condiciona el acceso de los E8 a las grandes ligas tras la implementación de cambios fundamentales en 8 áreas estratégicas de sus políticas públicas.


Las áreas son libre comercio, seguridad (personal y jurídica), energía, migración, medio ambiente, salud pública y consumo de drogas, protección a la propiedad intelectual y combate a la pobreza. A excepción del libre comercio, estamos reprobados en las otras siete y honestamente no veo que vayamos por buen rumbo.


Veamos algunas. La lucha contra la inseguridad, que será tema continuo de mis escritos y que comentaré con detalle, tomará en el mejor de los casos unos 15 años y esto sólo si comenzamos a tomar medidas urgentes al respecto ahora mismo. Un ejemplo de cómo avanzaríamos más rápido en este sentido sería la implementación de juicios orales en nuestros juzgados.


Respecto a energía, estamos reprobados también. Nos quedaremos sin petróleo en menos de 10 años y no hemos sido capaces de modificar la Ley para permitir que empresas que tienen la tecnología lo hagan a nuestro nombre. Tampoco hemos impulsado la generación de energías limpias como la solar y eólica. En el tema de migración, ahora somos exportadores de gente. Pero un escenario en el que México comience a crecer económicamente, nos convertirá automáticamente en un destino atractivo para la inmigración y hoy por hoy tenemos que aceptar que somos un país poco amigable para los inmigrantes. Y para terminar rápido, en las 4 áreas restantes que propone Marber también estamos en el hoyo.


Es probable que al 2050 llegue muy poca gente de la que esta leyendo esta nota, pero para que nuestros hijos y nietos tengan la oportunidad de al fin vivir en un país avanzado, nosotros tenemos la responsabilidad de ir generando las condiciones para integrarnos a este grupo ganador del futuro. En concreto: señores legisladores, ustedes tienen el poder de ir generando estos cambios. Hagan lo que su gente necesita, su mandato es legislar por su distrito, no por su partido. Lamentablemente todos perderán su trabajo en tres años y no habrá quien dé seguimiento a un proyecto de tan largo plazo. Urge la reelección de alcaldes y diputados, pues los de ahora no ven más allá del 2012. Tenemos miopía legislativa.


pesquera@gmail.com

lunes, 21 de septiembre de 2009

Lo que recordé en un taxi en NY

Nota publicada originalmente en Milenio Diario el Jueves 17 de Septiembre de 2009
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El martes 15 de Septiembre por la mañana abordé un taxi en la Avenida Madison, y al escucharme hablar español por teléfono, el conductor me preguntó en dónde iba a ser la fiesta mexicana por la noche. Le dije que iríamos a algún restaurante a cenar y nos regresaríamos a casa temprano todos, pues aquí el miércoles 16 no era día de asueto.

El taxista era dominicano y nos dijo a mi acompañante y a mí que sentía mucha tristeza por lo que pasaba en México. Enterado de la actualidad política de nuestro país, conocía nombres de funcionarios que algunos mexicanos no conocen, como José Luis Soberanes por ejemplo, y de los principales partidos y de sus jugadores clave, nos preguntó a mi colega –mexicano también- y a mí que cuál creíamos que era el principal problema en México.

Por mi mente pasó la crisis económica, de seguridad/inseguridad, la crisis política, la falta de acuerdos, la terrible pobreza en que vivimos, y otras cosas más. Mi amigo dijo pronto, la corrupción.

A mí no se me vino la palabra a la mente. Hay tantos problemas tan graves, tan urgentes de resolver y tan evidentes que la palabra corrupción no apareció por mi cabeza.

El taxista dijo: “Ése es el origen de los problemas en México”. Mientras el dominicano nos daba una cátedra sobre corrupción –era maestro, después supimos- mi amigo asentaba y eventualmente opinaba, mientras yo estaba pasmado por el descubrimiento –o redescubrimiento tal vez- de esa palabra que ya había borrado de mi vocabulario.

¿Cómo me olvidé de ella? Tal vez lo hice porque gracias a los medios que dominan el aire y las planas de los periódicos en México, en mi mente solo hay miedo. Miedo al secuestro, a que te toque estar en medio de una balacera, a que toquen en tu negocio un día y te digan que hay que darles 10 mil pesos mensuales “o cuello”, a que le pase algo a mis seres queridos, miedo a todo y a todos.

Nuestros gobernantes están felices porque mientras nosotros estamos asustados 24 horas al día, 7 días a la semana, a todo mundo le da igual la corrupción. Qué importa si los diputados cambian boletos de avión por dinero, si se suben los sueldos, si se dan bonos, si le dan contratos a sus parientes y amigos, si ponen sus intereses por encima de los de la Nación. A mí hoy no me importa que el jefe Diego y su pandilla, tal como lo hizo Hank González en su tiempo, y como han hecho todos los gobernantes del DF desde Cárdenas hasta Ebrard, ignoren el término “conflicto de interés”. Yo solo espero que ese día que a muchos mexicanos inocentes ha llegado en los últimos años, no me llegue a mí.

Si la corrupción no existiese o fuese menor en México, el problema de seguridad no sería tan grave como es ahora, la economía no iría tan mal, abrir un negocio no sería tan difícil, entrar en un coche con placas de provincia al DF no costaría 500 pesos, los tribunales funcionarían, la gente denunciaría, en fin, todo lo que nos aqueja ahora tiene su origen en la maldita corrupción.

El ataque a la corrupción requiere un cambio estructural, desde la raíz. La guerra contra el crimen organizado, por ejemplo, es sólo la “punta del iceberg” del problema, el inmenso bloque de hielo debajo del agua es la corrupción.

El porcentaje más alto de muertes de la guerra contra el crimen organizado en México ha sido entre los mismos miembros del crimen organizado, entre similares. ¿Se imaginan una lucha entre buenos y malos al interior del gobierno –sin balas desde luego- para limpiar al país de la corrupción? Yo tampoco.

Gracias al taxista recordé el origen de nuestra miseria y pasé un 15 de Septiembre con la bandera a media asta.

rp2350@columbia.edu

Dos Noticias Para Pensar

Nota publicada inicialmente en Milenio Diario el Jueves 10 de Septiembre de 2009.
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Esta semana que recién concluyó dejó dos eventos en la prensa escrita de Estados Unidos que llamaron mi atención.

La primer noticia es un artículo en el que se comenta el reciente hallazgo de British Petroleoum (BP) de un importante yacimiento de petróleo en aguas profundas en el Golfo de México, a unos trescientos cincuenta kilómetros de las costas de Texas. Este pozo, según la nota publicada por el Wall Street Journal, es uno más en una serie de descubrimientos de pozos nuevos en aguas profundas en esa región. Nuevas tecnologías han hecho que esa zona, llamada hace unos diez años como el “Mar Muerto” por el agotamiento de pozos superficiales de hidrocarburos, vuelva a tener auge, con un pronóstico de extracción de casi dos millones de barriles de crudo diarios para el 2013. Se estima que para el 2010, el 14% de todo el petróleo extraído en Estados Unidos provenga de pozos profundos.

Aparte de tecnología de punta, la perforación de cada pozo cuesta doscientos millones de dólares y para encontrar un campo petrolero con viabilidad financiera, hay que perforar varios pozos y llevar costosas tuberías y plataformas. Así que encontrar un campo petrolero en aguas profundas, podría rondar los mil millones de dólares.

Para atraer inversionistas a esta zona, el gobierno de Estados Unidos ha bajado los costos de permisos, impuestos y derechos (royalties) para que empresas como Petrobras, Shell y Chevron se animen a realizar esas monumentales inversiones y se instalen en la zona para buscar más petróleo.

La obligada reflexión sobre esta nota es ver nuevamente como el mundo entero, incluyendo Venezuela que permite que empresa privadas extraigan petróleo de sus yacimientos, va en una dirección y México va en la opuesta. Al paso que vamos, nos quedaremos sin petróleo en unos 8 años –o menos tal vez- y como no tenemos tecnología ni dinero para llegar a esas profundidades, ese petróleo se quedará ahí enterrado. Seguimos atrapados en un discurso de hace 80 años sobre la soberanía del petróleo y el Congreso aprobó –como todo lo que ha hecho últimamente- una reforma a medias, que de acuerdo a los inversionistas privados del sector -que por cierto ya operaban en la zona- solo trajo más confusión en el complejo debate sobre la búsqueda y extracción de petróleo por empresas de capital privado. A pesar de estar atrapados en la peor crisis financiera de los últimos 15 años no podemos abrir la posibilidad de que alguien venga, saque el petróleo y se lleve una tajada por su legítimo trabajo y riesgosa inversión. La historia será que ahora que lo pudiera haber propuesto el PAN –pues nadie quiere poner en la mesa el debate- lo hubieran bloqueado el PRI y PRD, y en el 2012 que muy previsiblemente el PAN salga de los Pinos, el que lo proponga será bloqueado por el PAN, y ahí seguiremos, sin petróleo, pero orgullosa y soberanamente siendo dueños del tesoro enterrado.

La segunda nota que llama la atención esta semana tiene que ver con las medidas de emergencia que los gobiernos estatales de Estados Unidos han tomado para combatir la crisis financiera. Los números son impresionantes: Washington despidió a 7 mil burócratas, California despidió a 27 mil maestros, Arizona a mil, en Michigan 38 mil empleados del gobierno descansarán obligatoriamente y sin goce de sueldo entre 2 y 4 días al mes, mientras que en Georgia 25 mil empleados harán lo mismo. En Wisconsin el registro civil “descansó” a sus empleados y se dejaron de emitir temporalmente actas de nacimiento. Maryland por su parte redujo el número de patrullas en sus carreteras a la mitad.

El comentario a esta nota es que la crisis en Estados Unidos ha llegado a todos los sectores y se han tomado medidas congruentes a las carencias. En México, miles de personas han perdido sus empleos en bancos, constructoras, fábricas y en el sector turismo, pero las burocracias siguen siendo intocables. No estoy pidiendo que se despidan a miles de burócratas, pero sí que haya congruencia con la difícil situación que vive el país y el ciudadano promedio. Ahora a los empleados que dejarán el municipio hay que darles liquidaciones millonarias, en diciembre llegarán los aguinaldos de dos, tres y cuatro meses y bonos auto asignados por legisladores y funcionarios llenarán las carteras de empleados del gobierno con dinero nuestro. Sólo pido una cosa: congruencia. Lamentablemente esa palabra no está en el vocabulario de muchos de nuestros funcionarios, quienes más que servir, se sirven a sí mismos de sus puestos.