En Estados Unidos y Europa se han desatado escándalos recientemente por algunos eventos que ni las autoridades ni la sociedad saben cómo manejar. La primera es el llamado “sexting” que consiste en enviar mensajes de texto por un teléfono celular con contenido sexualmente explicito. El problema es que esta práctica se ha vuelto popular entre niños y adolescentes de primarias y secundarias. Por ejemplo, una niña de 14 años se toma a sí misma una fotografía con su celular mostrándose únicamente en ropa interior, o un jovencito se toma a sí mismo una foto de sus genitales. Ambos las mandan a sus amigos o novios y estos últimos, en algún punto, las reenvían al resto de la escuela.
Sin saberlo, quienes han enviado y dado “forward” a estas fotografías han incurrido en el delito de distribución de pornografía infantil, tipificado como un delito grave en la mayoría de los Estados Unidos. Algunos padres de familia que regularmente revisan los celulares de sus hijos para ver en qué andan metidos, han descubierto estas fotos y han ido a la policía a denunciar los hechos. Los niños o jóvenes que han mandado estas fotos son arrestados bajo cargos de distribución de pornografía infantil, pues la ley no hace distinción alguna sobre la edad de quienes incurren en ese delito. Los adolescentes parecen desconocer las consecuencias de esta broma que tiene en jaque a jueces y a la sociedad. A quienes son procesados por estos cargos se les generan antecedentes penales que serán imborrables a lo largo de sus vidas. Con ese récord, serán expulsados de sus respectivas escuelas y no serán admitidos en ninguna otra, ya no digamos en alguna universidad. Tampoco habrá negocio o empresa que les dé empleo. A sus 14 ó 15 años se acaban de volver escorias de la sociedad. Los padres de estos niños ruegan a los jueces y jurados para que les apliquen las sentencias correspondientes, pero que les borren el historial, dándoles una segunda oportunidad para rehacer sus vidas… a los 15 años. Parece que un iPhone o BlackBerry en manos de un menor, no es la mejor idea en nuestros días.
La segunda amenaza que ronda en nuestros días en las primarias y secundarias es el famoso “bullying” o bravuconeo. Todos nosotros tuvimos a un bravucón o “bully” en el salón que nos hacía la vida imposible. La diferencia es que en nuestros días los bravucones solitarios son raros y el acoso y agresiones se dan de un grupo –estilo pandilla- hacia individuos indefensos. Las agresiones van desde, calumnias, golpes y robo hasta humillaciones como orinar sobre el agraviado y finalmente ataques con armas blancas y armas de fuego.
No piensen que porque sus hijos están en la mejor escuela están exentos de practicar o padecer el bullying, pues la fresada, también esta pesada. En Estados Unidos se reporta en cada escuela desde Beverly Hills hasta el Bronx en NY un promedio de 3 denuncias de bullying al mes y se calcula que más de la mitad de los casos no son reportados. El 77% de los niños de las primarias y secundarias de Estados Unidos han sido violentados por lo menos una vez y el 87% de las víctimas de bullying se vengarían de sus agresores si pudieran hacerlo. Unos jóvenes de la escuela Columbine en Jefferson, Colorado lo hicieron.
Para empeorar las cosas, ahora existe el “Cyber-bulling” que consiste en hostigamiento por medio mensajes de texto, correo electrónico o por redes sociales como Facebook o Twitter. Este tipo de agresiones llevó al suicidio de una chica de 16 años en el estado de Nevada en Marzo pasado. Los agresores, todos adolescentes perfectamente identificados, están siendo procesados. Aunque no esté documentado ni salga en las noticias en México estamos igual. Pregunten a cualquier padre de familia de la escuela que sea y sin duda escucharán alguna historia de abusos de este tipo.
Lamentablemente, aquí en México no hay jueces ni autoridades que pongan orden e impartan justicia ante estos delitos. Si el 95% de los homicidios de la administración de Calderón no han sido investigados, la difusión de fotografías sexualmente explicitas entre menores por celular y el hostigamiento de niños en primarias y secundarias del país no son del interés de nuestras autoridades. Nuevamente, nosotros, la sociedad, tenemos que organizarnos en las escuelas, con las asociaciones de padres de familia, y con la SEP para tratar de imponer orden dentro del marco de la ley ante estos delitos, que no por ser cometidos por menores, deben de ser tolerados y pasados por alto.
pesquera@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario