jueves, 14 de octubre de 2010

Pros y Contras del Mando Único Policial en México

La reciente iniciativa del Presidente Felipe Calderón para formar 32 policías estatales únicas que estén a cargo de la seguridad de los municipios del país tiene, como toda iniciativa de esta envergadura, pros y contras que convendría analizar cuidadosamente.


A continuación presento algunos argumentos a favor y en contra de esta iniciativa, así como algunas preguntas que quienes estén a cargo de echar a andar éste proyecto tendrán que responder a los legisladores y a la ciudadanía en algún punto.


En un país en donde históricamente todo se ha concentrado en el D.F., en las capitales de los estados y en sus municipios grandes, los municipios pequeños, que son miles, serían de los benefactores directos de esta nueva propuesta. Con recursos económicos, materiales y humanos muy limitados, los municipios pequeños del país sentirían el alivio de que una corporación policiaca mayor tomara la responsabilidad de la seguridad pública en sus jurisdicciones. En municipios en los que la fuerza policiaca es de 10 ó 15 elementos mal entrenados, mal armados y sobretodo, mal pagados, que tienen que enfrentar a 30 ó 40 criminales entrenados y armados con granadas, fusiles Barrett, Kalashnikovs, Glocks y armamento de élites militares, la llegada de un equipo más profesional, le quitaría la papa caliente a miles de alcaldes a nivel nacional.


Sobre los contras, veo de entrada dos que habría que ponderar. En los municipios grandes el tema de la seguridad es también un asunto económico y político. La ciudad de León, por ejemplo, tiene un presupuesto de seguridad que ronda los 800 millones de pesos anuales. Ningún municipio que reciba una partida de ese tamaño va a estar dispuesto a entregarla al gobierno del estado para que les maneje la seguridad. Acordémonos que el presupuesto es la sangre y el oxígeno que alimentan a las burocracias y a nadie que maneje una partida de ese tamaño le va a gustar quedarse sin canicas.


Otro de los contras lo veo en la parte de la administración de los mandos únicos por parte de los gobernadores. Los gobers ya se mueven en nuestros días a sus anchas por las lagunas –océanos más bien- que la Ley les otorga para manejar dinero del erario sin una rendición de cuentas seria y a fondo. Además, un acuerdo tácito con sus sucesores –sean del partido que sean- de que no se les fincará responsabilidades por las irregularidades pasadas que se encuentren a su llegada, da por resultado gobernadores que son verdaderos señores feudales y que manejan recursos, programas y personas según les convenga a ellos y a sus proyectos personales y no a la ciudadanía. No sé si ustedes quisieran que éstos caballeritos estuvieran a cargo de la seguridad de sus ciudades y colonias.


Las preguntas obligadas son las siguientes. ¿Quién estará a cargo de la capacitación y entrenamiento de estas fuerzas policiales? ¿Bajo qué normatividad se regirán estos nuevos cuerpos: federal, estatal, desaparecerán los reglamentos municipales de seguridad? ¿Quién manejará la inteligencia y su análisis y quiénes serán los “clientes” o usuarios finales de esta información, los gobernadores o los alcaldes? ¿Esta nueva iniciativa incluye algún plan para evitar deserciones de los nuevos y flamantes elementos? La experiencia en muchos municipios es que después de que entrenan a nuevos agentes en técnicas de avanzada, dos meses después éstos elementos renuncian para irse, en el mejor de los casos, a trabajar para algún ricachón como guaruras o para alguna empresa de seguridad privada, lo que significa un despilfarro del dinero de los contribuyentes que pagamos su entrenamiento. ¿Cómo se romperá la cadena de corrupción que hay entre nuestros policías y sus mandos? Con sueldos tan bajos, sin principios y sin una mística y vocación por la profesión policiaca, la mordida cotidiana de 20 a 100 pesos es la forma más sencilla para que estos elementos puedan pagar las cuentas que con sus míseros sueldos no pueden cubrir. Si no se capacita, entrena, reglamenta y motiva a los policías con un plan de carrera, esta nueva opción parecería solamente eliminar a un intermediario más en la cadena de corrupción.


Las preguntas más importantes son: ¿podrá la ciudadanía de nuevo creer en sus policías y, tendremos algún día la sensación de sentirnos protegidos, no amenazados y agraviados por ellos? La respuesta, como dice Bob Dylan, está en el aire.


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Twitter: @robertopesquera

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