Pues el tablero está puesto y a Gerardo Mosqueda le tocó jugar blancas. Él hizo su primer movida hace unos 10 días cuando decidió brincarse a toda la nomenclatura panista de Guanajuato y fue a buscar –aún no tenemos claro por qué en ése preciso momento- apoyo para la candidatura al gobierno del estado de Guanajuato con los jerarcas del partido en México.
Empezó con un juego ofensivo que no pudo mantener por mucho tiempo y al final entregó a su reina este pasado martes, renunciando a su puesto como Secretario de Gobierno del estado de Guanajuato.
Gerardo es muy listo y ha dicho, cito textual sus palabras publicadas en 012, que “Nuestra primera convicción (es): no tomar un solo centavo de los recursos públicos en ninguna de sus modalidades: federales; legislativos; estatales o municipales. Renuncio por congruencia”.
No hay que leer mucho entre líneas para concluir que si él no tomó ningún centavo de ningún lado y que se sale “por congruencia”, está implicando que hay alguien que sí lo está haciendo.
Por lo pronto hay muchos inquietos que se están moviendo para cubrir este hueco en el gobierno de Guanajuato. Algunos que estaban bien apuntados no llegarán, y otros que nadaban de muertito vuelven a tener oportunidad. Ya veremos como se acomodan las cosas. Por lo pronto el Gobernador tendrá que cerrar filas y poner a gente de toda su confianza que le pare cualquier bronca, del tamaño que se venga, en sus aspiraciones para convertirse en Presidente de la República. Por lo pronto las insinuaciones de Mosqueda y la leyenda popular, dicen que no hay que buscar mucho para encontrarle trapos sucios a la presente administración, pero bueno, ésa es harina de otro costal.
Lo cierto es que esta revolución al interior del PAN en Guanajuato muestra que el bastión de bastiones del panismo nacional se tambalea. Hasta López Dóriga le dedicó una columna en Milenio el pasado miércoles y espacio en su noticiero.
Muchos se están frotando las manos, entre ellos muchos panistas y también los partidos de oposición. Pero vamos a ver si los priístas, que no ven la suya en León y en el Estado desde hace 20 años, logran sacar partido de esta coyuntura que, creo, es inédita en la historia política reciente de Guanajuato.
Al salir Mosqueda, el tablero se ha vuelto a poner y, como en todo ajedrez, hay muchos peones y al final quedará un solo rey. Iremos viendo caer blancas y negras en los siguientes meses y ahora si, ésta partida promete ponerse interesante.
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