El pasado lunes 22 de Febrero, en medio de una visita oficial a las Naciones Unidas en Nueva York, el Subsecretario de Desarrollo Social para Prospectiva, Planeación y Evaluación, Dr. Gustavo Merino, visitó la Universidad de Columbia por la noche para hablar con un grupo de estudiantes Mexicanos y de otros países sobre el programa Oportunidades, que es uno de los casos más exitosos de políticas públicas bien estructuradas y aplicadas en México.
El nombre técnico de estos programas es “transferencias condicionales de efectivo” (conditional cash transfers, de acuerdo al término en inglés acuñado por los organismos internacionales). Este tipo de esquemas consiste en entregar una cantidad de efectivo a los beneficiarios del programa después de haber cumplido ciertas condiciones que marcan sus reglas de operación. Existen programas de este tipo en muchos países en desarrollo, como Colombia, Brasil y ahora, hasta la ciudad de Nueva York bajo el mando del alcalde Bloomberg ha empezado su programa de transferencias condicionales llamado “Opportunities New York”, pero sin duda nuestro programa Oportunidades, es líder en la materia.
En México, este esquema nació en el sexenio de Ernesto Zedillo bajo el nombre Progresa. Hoy, con otro título, el programa Oportunidades ayuda a casi seis millones de las familias más pobres de México y entrega una cantidad de efectivo a cambio de que las familias cumplan con ciertas condiciones ligadas a la salud, educación y nutrición de sus hijos.
Los recursos son entregados a las madres de familia exclusivamente, quienes por naturaleza tienen un récord mucho más exitoso en la administración del dinero de la familia que los varones. Esto ha mejorado sensiblemente el rol de la mujer en la familia y les ha dado un posicionamiento muy favorable en su entorno social. La becas también son más generosas para las niñas que para los niños, con el propósito de que las niñas sigan estudiando y las madres de familia tengan el incentivo de recibir un poco más de dinero en lugar de involucrarlas en labores domésticas o peor aún, para mandarlas a trabajar, bajo la lógica de “para qué estudian, si de todos modos se van a casar”.
En fin, este artículo es muy corto para hablar de todas las cualidades y virtudes de este programa que ha cambiado –literalmente- la vida de millones de Mexicanos.
Lo interesante de la exposición del Dr. Merino fue cómo estudiantes Colombianos, Brasileños, Americanos y de otros países iban ávidos de aprender más sobre el programa Oportunidades. En mi reciente experiencia, esto no se ve muy seguido. No todos los días –y menos últimamente- tenemos un salón lleno de gente que no van movidos por el morbo de la violencia en México, sino que iban genuinamente interesados en aprender más sobre este exitoso programa.
Aunque hay mucho que hacer aún para erradicar la pobreza en México, fue un orgullo ver cómo, por lo menos, tenemos un programa líder a nivel mundial que esta reduciendo exitosamente el número de pobres en el país con un montón de efectos positivos colaterales.
En mi opinión, el problema central para que este programa siga creciendo es, por una parte económico, pero mayormente político, no técnico. Si el programa sigue teniendo éxito, será una medalla para el partido en el poder que los partido de oposición no están dispuestos a colgarle. Y esta es la historia de la política en México: ningún partido pone el interés de la Patria, sobre el interés de la siguiente elección.
Por lo pronto esta fue una buena semana en Nueva York, en donde tuvimos esa rara oportunidad de enseñarle a otros países cómo se hacen las cosas.
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