jueves, 10 de marzo de 2011

El Presidente propone, el partido dispone

Algunos dicen que los medios sacaron de contexto lo que dijo el Presidente Calderón respecto a la posibilidad de que el PAN acepte candidatos ciudadanos para las próximas elecciones de 2011 y 2012. Pronto salió la gente del partido a decir –o corregir- que lo que Calderón quiso decir es que para las diputaciones, alcaldías y otros puestos (aparentemente de menor monta que la candidatura a la Presidencia de La República) el partido debería aceptar a los mejores candidatos, aunque no fueran del PAN. El tono de las aclaraciones fue subiendo hasta que finalmente el PAN ya dijo categóricamente que no quiere y no necesita candidatos ciudadanos, que tienen harta gente de primera y que con ellos tienen para todos.

Por su parte el PRI no sólo no ha abierto el debate a los candidatos ciudadanos, sino que quiere poner más candados para que única y exclusivamente las personas afiliadas a los partidos puedan acceder a puestos de elección popular. Del PRD hay poco que decir. Vamos, ellos no se pueden poner de acuerdo ni siquiera para que miembros de su propio partido vayan con apoyo unánime a las diversas elecciones de los siguientes meses.

Yo he apuntado en otras ocasiones que -como decía Ortega y Gasset refiriéndose a España- la política mexicana es notable por la ausencia de los mejores. Y entre muchos otros, hay dos factores que se suman para la actual decadencia política que reina en nuestro país. Primero, “los mejores” no quieren arremangarse la camisa y meterse al cochinero de la política, y prefieren dejar esos espacios libres a muchos mediocres y vividores de la grilla. La segunda, que refuerza a la primera – o si acaso es un disuasivo para que “los mejores” no se involucren en la política- es que los partidos no quieren a los mejores. Los partidos son auténticas cofradías que poseen las llaves maestras para todo lo que pasa o deja de pasar en México. Sea nombramientos de funcionarios y candidatos a legisladores y a todos los puestos de elección, así como la aprobación o no de reformas vitales para el país, los partidos son los dueños de la pelota y de la cancha. ¿Por qué deberíamos de pensar que un buen día, de la nada y de buena voluntad, los partidos se abrirán a la posibilidad de candidatos independientes? La mera idea es ridícula e ingenua.

El movimiento para que se dé éste logro -que puede parecer pequeño, pero que abonaría de manera indiscutible a la consolidación de la democracia mexicana- tiene que salir de los ciudadanos. Si la academia, empresarios, intelectuales y organizaciones de la sociedad civil no ponemos este tema sobre la mesa y empujamos para que suceda pronto, se irá quedando en el cajón de los buenos deseos de los políticos mexicanos, como ha sido el caso de la reforma energética, laboral, de telecomunicaciones y otras decenas más, que no se han aprobado en el Congreso porque no “se han dado las condiciones” para aprobarlas. “Las condiciones” para ellos son cálculos definidos en términos electorales y en posiciones políticas que les benefician o perjudican a ellos, solamente a ellos, no a la Nación.

Por lo pronto da risa y tristeza ver como la frase de la toma de posesión de Vicente Fox que decía “el Presidente propone y el Congreso dispone” ha degenerado en un lamentable “el Presidente propone, y el partido dispone”. Creo que queda muy claro quiénes mandan en este país.

pesquera@gmail.com

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