sábado, 12 de junio de 2010

Europa, a trabajar de nuevo.

La Unión Europea se tambalea. No se tambalea como para poner en entredicho su existencia en el futuro, pero sin duda se encuentra en una coyuntura crítica que tendrá efectos por los siguientes 5 ó 10 años tal vez.

Un vistazo rápido. De Grecia no hace falta abundar en este artículo, sólo decir que Irlanda y Portugal no están mejor que ellos y seguramente le seguirán con duras medidas y recortes que afectarán a sus clases medias y bajas. España con un desempleo rampante que alcanza ya el 20% y el gobierno de Rodríguez Zapatero que no encuentra la fórmula para conectar con la gente de nuevo y sin un plan claro para poder reactivar a la industria y al empleo. El Reino Unido con un nuevo gobierno que tiene como reto igualmente reducir el desempleo y recortar gastos que tienen al país con un déficit fiscal de casi el 13% de su PIB. Italia –para no variar- inmersos en escándalos políticos y problemas económicos que parecen no terminar. Los Países Bajos que tuvieron elecciones este miércoles en las que los conservadores de derecha, opuestos a una mayor integración Europea y que tomarán medidas más severas contra la inmigración, crecieron de 8 a 24 escaños en el parlamento. Apenas este lunes el nuevo gobierno de Hungría descubrió que sus predecesores les dejaron la casa como se la dejó Salinas a Zedillo, provocando nerviosismo en los mercados internacionales. Alemania, que sin duda guía el rumbo económico del continente, acaba de anunciar la semana pasada que realizará recortes a su gasto público para balancear su presupuesto para el 2013. Estos recortes incluyen reducir o eliminar la ayuda que reciben las parejas que acaban de tener bebés, que recibieron el anuncio de parte de la Canciller Angela Merkel, quien les dijo: “necesitamos que regresen a trabajar”.

Este espíritu lamentablemente no se vive en todo el continente. Después de la guerra Europa dedicó décadas a su reconstrucción lo que dejó como resultado, por lo menos en su parte Occidental, condiciones de bienestar envidiables. Ese bienestar se tradujo en muchos lugares en prácticas laborales que premiaban la calidad de vida de los trabajadores y que redundó en jornadas laborales primero de 40 horas por semana y que llegaron hasta niveles de 35, como sucedió en Francia. En pocas palabras, en muchos lugares de Europa la gente esta acostumbrada a trabajar poco.

La Unión Europea enfrenta ahora condiciones económicas apremiantes que requieren medidas extraordinarias y esto implicará que la gente que tiene trabajos y quiera conservarlos, tendrá que trabajar más por el mismo dinero y en algunos casos por menos. Quienes están en busca de un empleo tendrán igualmente que arremangarse la camisa y trabajar más horas. Europa simple y sencillamente no podrá salir adelante si no replantea su marco laboral y como Alemania, exhorta a su gente trabajar y a dejar la comodidad a la que estaban acostumbrados.

En el contexto Europeo, lleno de guerras a través de los siglos, la decisión de ponerse a chambear en serio no debería ser tan difícil: antes su supervivencia implicaba tomar un fusil o recibir un balazo, ahora simplemente requieren trabajar fuerte, como lo hicieron en la post-guerra.

Sin duda las medidas impopulares reinarán en el continente durante los próximos años y también abrirán las puertas –como en Holanda- al oportunismo político de grupos que radicalizarán sus posiciones de izquierda o derecha. Por lo pronto hemos visto que el Banco Central Europeo fijó su tasa de interés esta semana al 1% y posiblemente veremos al Euro bajar, tal vez hasta niveles de 1 a 1 con el dólar americano a finales de este año. Parece que este será un buen momento para viajar a Europa y es sin duda una excelente oportunidad para los exportadores europeos. Parece que los gringos no quedan tan bien parados con la devaluación del Euro.

pesquera@gmail.com

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