lunes, 17 de octubre de 2011

Empresario Leonés: tenemos una llamada pendiente…


Acabo de leer un extraordinario reportaje de Ricardo Cayuela Gally en la edición 154 de la revista Letras Libres, correspondiente al mes de Octubre de 2011. En su artículo titulado La Batalla de Monterrey, Cayuela hace un interesante análisis de las circunstancias que llevaron a la Sultana del Norte al borde del colapso en algunas de sus colonias y área metropolitana. Habla con empresarios, académicos, funcionarios públicos, estudiantes, periodistas y con uno de los cronistas de la ciudad. Al final del artículo-reportaje Cayuela hace referencia a una fábula que la gente de Monterrey cita con alguna frecuencia en estos días. Dicen que cuando vemos a una rata esconderse en un basurero de la calle, no nos inmutamos, es el lugar donde la rata debe de estar; si uno la ve cruzar el jardín de su casa, anota en la agenda hablar con los fumigadores el lunes; pero si la descubre debajo de su cama, no duerme hasta darle caza. Éso es lo que está sucediendo en Monterrey, y agrega Cayuela, “con la salvedad que las ratas eran parte de la familia y pedían su cereal todas las mañanas…”


Al terminar de leer la este interesante reportaje, no puedo evitar pensar que en León, la sociedad hemos estado perpetuamente apuntando en la agenda llamar al fumigador el lunes. Las encuestas dicen que en León la gente tiene dos preocupaciones: la inseguridad y el empleo, y como sociedad estamos haciendo poco o nada sobre la primera.


La inseguridad en León se vive en dos esferas, o mejor dicho, en una esfera y en una burbuja. Sobre la esfera, he de decir que como parte del esfuerzo de un grupo de empresarios -en colaboración con el Municipio- para mejorar algunas zonas de la ciudad, he tenido la oportunidad de visitar colonias en donde la violencia existe, y la viven y sufren sus vecinos. La colonia 10 de Mayo, las Hilamas, la Unidad Obrera, Las Joyas, San Joaquín y la comunidad de Ladrilleras, por mencionar algunas, tienen un problema real de violencia urbana y sub-urbana. El reto en esas zonas es guardar a los niños de la violencia, las drogas y los abusos. Si esos niños son descuidados, pasarán inexorablemente a manos del crimen, o en el menos malo de los casos, a llevar una vida de miseria, envueltos en las adicciones, embarazos infantiles y pandillas. Tenemos ahí, a 15 ó 20 minutos de la mayoría de nuestras casas, a niños que a los 12 ó 13 años no tendrán opciones de educación, de trabajo, ni de vida. Bajo esta óptica, la inseguridad no es una ilusión, existe, se vive.


Por otro lado, está la “burbuja” de la inseguridad. Ésa es en la que vive gran parte de la clase media, media-alta, y alta de la ciudad. Viven con el miedo al robo de coche, de casa habitación, al asalto, a delitos menores y sufren de la paranoia que se alimenta día a día en historias de café, de unos pocos que han sido víctimas de estos delitos.


Pongámonos en contexto: en Monterrey y su área metropolitana mueren asesinadas cerca de dos mil personas al año. Juárez, Reynosa, Matamoros, Durango, Culiacán y Veracruz –recientemente- suman más de ocho mil muertos por año. El asunto es que quienes viven en León en la “burbuja” de la inseguridad, realmente tienen un problema de percepción, no de vivencia en carne propia de la barbarie que existe en otras partes del país. No tenemos ni idea de lo que es violencia e inseguridad. Lo que pasa en la ciudad es una probadita de lo que sucede en otras verdaderamente afectadas por este fenómeno.


Seguramente me escribirán algunos lectores enojados diciéndome que han sido víctimas de algún delito y que la bronca no es de percepción. De antemano les digo que lo siento, pero también les digo que son pocos y que salvo la pérdida de algún ser querido, sea lo que sea que les haya pasado es, como diríamos en ingles, “no big deal”, incluido el robo de un bonito Cartier, o de ése flamante Mercedes.


Lo realmente preocupante en León, no es lo que gritan algunos políticos por aquí y por allá, ni lo que publican algunos periódicos. Muchos de estos actores políticos y mediáticos no tienen un interés genuino en la seguridad de los ciudadanos, sino en llegar bien y sin raspones a las elecciones del 2012 y en que su agenda se cumpla. Lo que es alarmante en León es la indignante pasividad de la sociedad, y lo digo más específicamente, de la clase empresarial.


Cuando hablo de clase empresarial, no hablo de las cámaras y organismos industriales, hablo del empresario –micro, pequeño, mediano y grande- que día a día vive en la burbuja de la inseguridad, rezando para que nada nos pase y para que León siga siendo “relativamente seguro”. Señores, rezar no sirve de nada, tenemos que ponernos a trabajar. Ya no es pretexto decir que pagan sus impuestos y que el gobierno haga lo que le toca. Si quieren un esquema de recaudación perfecto, donde sus impuestos se vean, váyanse a vivir a Escandinavia. Aquí en México, como en el resto del mundo, el sistema es imperfecto y el gobierno no puede con todo: tenemos que trabajar como sociedad para mejorar las cosas que no nos gustan, incluida la inseguridad.


Existen muchos programas de gobierno y de organizaciones de la sociedad civil que pondrían un peso, por cada peso aportado para el rescate de espacios abrumados por la violencia y la miseria. Con este esquema se multiplican los esfuerzos y cada peso que una persona o empresario aporte, se convierte en dos o tres. ¿Por qué no pensar en la creación de un fideicomiso en donde los empresarios podamos aportar recursos que se apliquen al rescate de ésos espacios abandonados de todo y de todos?


Por ahora los dejo con una pregunta: ¿seguiremos posponiendo ésa llamada al fumigador, o nos ponemos a trabajar para que la violencia y la pobreza disminuyan?


pesquera@gmail.com

Dictaduras cayendo, democracias fallando


Kishore Mahbubbani es un ex-diplomático de Singapur y Director de la escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur. Mahbubbani puso de cabeza al mundo diplomático y académico cuando en 2008 publicó un artículo en la revista Foreign Affairs titulado “The case against the West”, algo así como “El juicio contra Occidente”. En aquel escrito, Mahbubbani hablaba de la hipocresía con la que el mundo occidental se conduce.


Dice que los países occidentales sienten ser la solución a todos los problemas del mundo, cuando en realidad, en los últimos años han sido la fuente de ellos. Para ejemplificar su tesis, habla del lío que han causado Estados Unidos y Europa en el Medio Oriente en las últimas décadas y especialmente en los últimos años con la invasión de Irak y Afganistán. Habla de cómo los gringos, promotores del Tratado para la no-Proliferación Nuclear (NPT en inglés) han sido los principales violadores de sus cláusulas y se manejan con un doble discurso en el tema de proliferación nuclear, pues condenan la proliferación horizontal (que más países tengan armas nucleares) pero no la vertical (que los que ya las tienen, las hagan más destructivas y poderosas). Pasa por múltiples temas, en los que con argumentos válidos hace ver que los países de Occidente están perdiendo influencia y se resisten a dejar de ostentar la supremacía mundial en todos los órdenes y en todos los foros internacionales.


El lunes pasado Mahbubbani publicó un interesantísimo artículo en el Financial Times titulado “El amor de Gadaffi y de Occidente por las grandes mentiras”. En esta última publicación, Mahbubbani dice que Gadaffi y los dictadores permanecen en el poder gracias a las mentiras que dicen a su pueblo y al control de la información que llega a la gente, censurando todo lo que no les conviene y manejando la narrativa de lo que sucede en su país. Cuando en Enero y Febrero pasado los dictadores no pudieron controlar los mensajes por teléfono y redes sociales que mandaban millones de personas, la mentira se acabó y ahí están los dictadores de Egipto y Túnez derrocados y los de Libia, Siria y otros más cerca del colapso.


Sin embargo, también las democracias están fallando y esto, según Mahbubbani, se debe en gran medida a que nos han estado mintiendo también. Según él, el proyecto de la eurozona fue creado bajo una gran mentira. Se pusieron criterios de endeudamiento de no más del 3% del PIB a cada país que nadie cumplió y que nadie hizo cumplir, empezando por Francia y Alemania que fueron los primeros en violar la regla. Sobre la desgracia financiera que rodea a Grecia, dice que los griegos mintieron a los bancos y a sus socios europeos desde un principio sobre las condiciones de sus finanzas. Pero lo más sorprendente es que los bancos y sus socios, sabían que los griegos les estaban mintiendo.


La otra gran mentira de las democracias de nuestros días es la de los Estados Unidos. Todos los políticos americanos hablan en sus discursos sobre la recuperación, que esta “a la vuelta de la esquina”. La verdad es que no está cerca, será dolorosa y requerirá sacrificios. El problema es que ningún político americano usará la palabra “sacrificio” en su discurso. Es una palabra vetada del lenguaje americano. Pone como ejemplo al presupuesto federal de los Estados Unidos en donde se aprueban miles de millones de dólares que solo benefician a los congresistas que los aprueban y a los grupos de interés que apoyan las campañas de los congresistas.


Y para traer el tema a lo nuestro, veo muchas analogías de lo que escribe Mahbubbani para Occidente y para los Estados Unidos que aplica para nosotros en México. Nuestra democracia ha fallado, porque es una democracia que nos miente. Nos mienten cuando nos dicen que vamos ganando la guerra al crimen organizado, nos mienten cuando nos dicen que somos más competitivos, nos mienten cuando nos dicen que hay más oportunidades, nos mienten cuando funcionarios y legisladores se auto-asignan bonos millonarios por debajo del agua y privilegios ofensivos a la gente. Nos mienten cuando nos dicen que en este país hay justicia para todos, cuando aquí la Ley se dobla con una buena chequera. Nos mienten cuando nos dicen que vivimos una verdadera democracia, cuando la realidad es que la democracia es propiedad de los partidos políticos y cuando un ciudadano de a pie no puede ser votado y elegido si no pertenece a alguna de estas cofradías de ladrones y rufianes. Las mentiras siguen y seguirán, y ahora que entramos en temporada electoral, preparémonos para ver cómo le crece la nariz a los múltiples pinochos.


El problema en México no radica en las mentiras que nos dicen todos los días nuestros políticos, sino en que independientemente de que nos las creamos o no, a nadie le importa hacer nada al respecto. Somos una sociedad perezosa y “como buenos mexicanos” que somos (dixit Nacho Ramírez), nos parece demasiado esfuerzo tratar de cambiar las cosas para mejorar. La ironía del “como buen mexicano”, que se aplica a lo peor de nosotros… ni hablar.


No aceptemos más mentiras. En la medida que sigamos aceptándolas, nos volvemos cómplices y comparsa de quienes las cuentan. Nuestra democracia nos ha fallado sin duda, los invito a que nosotros no le fallemos a nuestros hijos y a su futuro. ¿O les contaremos mentiras a ellos también?


pesquera@gmail.com

Queda un solo camino: contención



No abordaré los detalles del lamentable incidente del Casino Royale en Monterrey. A una semana de la tragedia parece que ya todo se ha dicho y escrito sobre el asunto. Las más reconocidas voces y firmas, pasando por millones de twits y opiniones en las redes sociales, así como miles de personas en cientos de cafés, universidades y plazas, ya dieron un veredicto: estamos perdiendo.


Será que a falta de razones y evidencias para explicar, por enésima vez, que sí vamos ganándole al narco, al Presidente sólo le queda la elocuencia (que no es lo mismo que congruencia), así que pidió al más elocuente y aguerrido de sus secretarios que saliera a contarnos un cuento. El Secretario del Trabajo hizo una férrea defensa de lo indefendible en un artículo en un periódico de circulación nacional el pasado martes 30 de Agosto. Javier Lozano explicó con la misma elegancia con la que toca el piano, por qué la bronca de la violencia es de los estados y municipios y no de la Federación. Y yo asumo que él piensa que somos idiotas.


Al Presidente le queda una sola opción para lo que resta de su mandato: contener la crisis y dejar que el nuevo gobierno, con el aval de nuestra Democracia, le dé primeros auxilios al paciente.


Está claro que la guerra no se acabará en lo que resta de la administración actual y la contención es la única salida más o menos decente –y viable- para el Presidente y para el PAN, si es que aún tienen esperanzas de ganar la Silla en 2012. La contención consistiría en que la violencia no crezca ni en magnitud, con ataques y actos cada vez más atroces; ni en amplitud, con ataques en más zonas del país, incluyendo aquellas que aún no sufren de la violencia del crimen organizado.


El concepto de estrategias de contención fue desarrollado en los Estados Unidos para “contener” la expansión del comunismo y la amenazas que de éste emanaban. Fue concebido por el diplomático George F. Keenan y después revisado y ampliado por otros autores, como John Lewis Gaddis. Aunque los padres de la contención diplomática pensaron en éstas estrategias a nivel macro, la contención también puede ser utilizada en lo militar, a nivel micro, estos es, a los niveles operacional y táctico.


En México, la estrategia de usar fuerza sin inteligencia validada es un absurdo del gobierno. Ya lo he escrito en varios artículos: éste es un conflicto irregular y de baja intensidad, una guerrilla. Los ejércitos más poderosos del mundo han sucumbido ante las guerrillas y ahora, en México, el Presidente cree que podremos vencer con fuerza convencional, en un conflicto no convencional.


Con las elecciones de 2012 a la vuelta de la esquina y con el éxito mediático que consiguieron los criminales en Monterrey, ahora el problema subió al escenario político. Sin saberlo, las autoridades y los medios abrieron las puertas para el fenómeno del terrorismo, que aún no se diseminaba en México. Al masificar en los medios la catástrofe del Casino Royale, y al hacer luto nacional por la tragedia, la administración de Calderón le dio a los criminales más espacio en horarios “triple A” que los que las grandes refresqueras, cerveceras y el mismo gobierno tienen juntos.


Es posible que los criminales busquen más ataques de la naturaleza del Jueves 25 de Agosto para desprestigiar a la Administración de Calderón, que ante la opinión pública, ya está en la lona. Los criminales consiguieron, sin querer, notoriedad nacional e internacional. Ahora veremos -y sufriremos- cuál es la siguiente movida del gobierno.


Como la opinión pública y los expertos ya lo saben, el gobierno también debería saber que no se puede apagar fuego con fuego. Necesitamos inteligencia, colaboración a todos los niveles de gobierno, atacar el lavado de dinero y abatir la corrupción. Los balazos vienen después de todo esto. El problema es que hoy, con tantos frentes abiertos, no se puede ganar la guerra y la tranquilidad de los ciudadanos en 14 meses. Hoy por hoy, sólo se puede contener la emergencia.


pesquera@gmail.com