Durante mi tiempo en la Universidad de Columbia, tuve el privilegio de ser alumno del Teniente Coronel Reid Sawyer, Director del Centro de Combate al Terrorismo de la Academia Militar de West Point. La clase se llamaba “Terrorismo y Globalización”.
A raíz del reciente asesinato de Osama Bin Laden a manos de un grupo élite de las Fuerzas Armadas Estadounidenses, me di a la tarea de sacar las notas que tomé en ésa clase y me permití hojear una de las 4 carpetas (alrededor de 2,000 páginas en total) que conformaban las lecturas obligatorias para el semestre. No tuve que hojear mucho. Las lecturas de la primera sesión daban un panorama extraordinario, a manera de antecedente, de lo que es el terrorismo internacional en nuestros días.
En este breve artículo me permitiré presentar unos cuantos argumentos de algunos –muy pocos seguramente- de los más prominentes investigadores, estudiosos y autoridades del terrorismo a nivel mundial.
Audrey Kurth Cronin comienza diciendo que es muy difícil encontrar una definición única para explicar qué es el terrorismo, primero porque el término ha evolucionado a través del tiempo y segundo, porque la actividad asociada a éste está diseñada para ser subjetiva. Los especialistas en el tema del terrorismo han dedicado miles de páginas para encontrar una definición única a este fenómeno y todos han terminado por claudicar en el esfuerzo. El terrorismo, dice Kurth, es un asunto de percepción y por lo mismo, es visto de manera diferente por diferentes observadores.
Sin embargo, y a pesar de las múltiples definiciones que hay para explicar el término, sí hay conceptos fundamentales en los que la mayoría de los estudiosos están de acuerdo. Aquí les presento unos pocos. Primero, el terrorismo siempre ha tenido una naturaleza política e incluye la comisión de actos atroces para precipitar un cambio político. Segundo, el terrorismo es ejecutado por grupos, no por los poderes de un Estado. Esto no quiere decir que los países no utilicen técnicas terroristas, lo que pasa es que cuando son usadas por los gobiernos son llamadas opresión, uso de la fuerza del estado o terrorismo de estado. Aún cuando algún gobierno tenga la capacidad de aterrorizar, no puede ser llamado terrorista. Tercero, el terrorismo deliberadamente busca dañar a inocentes. Cuarto, el uso de la fuerza de los países está sujeto a normas y convenciones internacionales que pueden ser aplicadas o al menos consultadas, los terroristas no reconocen ninguna ley o norma y al contrario, para maximizar el efecto psicológico de sus actos, sus actividades tienen el sello de ser deliberados e impredecibles.
Según Martha Crenshaw, la región con uno de los déficits más importantes en desarrollo humano –el mundo árabe- es también el corazón de una de las zonas de terrorismo religioso más amenazadoras para el planeta. David Rapoport apunta que el terrorismo moderno es también el producto de cambios en la distribución de poder internacional en todas sus formas: política, militar, económica, ideológica y cultural.
Para concluir esta nota, regreso a Kurth, que nos da un par de ideas sobre el terrorismo internacional que pueden ser aplicadas a México. Dice Kurth que la frustración de los pueblos musulmanes y árabes, encuentra en el terrorismo una respuesta racional, especialmente cuando no existe una alternativa viable de progreso de parte de sus gobiernos.
Dice Kurt que el terrorismo es un fenómeno complejo y debe ser atacado con acciones militares de corto plazo y un análisis profundo, sofisticado y bien informado a largo plazo, y lo que hemos visto, es más de lo militar y menos de lo analítico. Para terminar con el terrorismo se debe contemplar el uso de un amplio grupo de gente y especialistas dedicados a la inteligencia y una expansión de los instrumentos no militares, como desarrollo económico y servicios.
En mi opinión, muchos de los argumentos y puntos de vista que abordan estos expertos, explica el crecimiento del narco en México y el fracaso de la estrategia contra ellos. La mayoría de la gente que se une al narco lo hace por falta de oportunidades para llevar un modo honesto de vida. Por otra parte, los 4 años y medio de balazos que el Gobierno ha usado para combatirlos es todo, menos “corto plazo”. Tanto el Ejecutivo como el Legislativo han fallado en generar oportunidades de desarrollo para evitar que la gente se una al crimen organizado y en preparar a gente apta y capaz para desarrollar una estrategia sofisticada y bien planeada para el mediano y largo plazo.
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