jueves, 19 de mayo de 2011

Aficionado al fútbol: alguien no te quiere

En México la gran mayoría de la gente, si no practica el fútbol, por lo menos lo sigue. Hasta los más apáticos al deporte sucumben en tiempos de Copa del Mundo, finales de “La Champions” o de la Liguilla de los Torneos Mexicanos.

Con los millones de practicantes y aficionados que hay en México, extraña que aquí el deporte siga estancado o, peor aún, dando pasos firmes hacia atrás. Permítanme explicarme. El fútbol amateur, ése que se practica en escuelas, en las calles, en torneos de los barrios, y en todo entorno en el que no haya un peso de por medio, sigue floreciendo, incluso, el fútbol femenino es uno de los deportes de mayor crecimiento en escuelas y universidades en todo el país.


Pero cuando hablamos de fútbol profesional, el espíritu deportivo comienza a olvidarse y se abre la puerta al negocio, al lucro, al “bisne”, y es ahí donde vamos como los cangrejos. En México la “industria del fútbol” es manejada por los dueños de los equipos, de las televisoras y por un puñado de patrocinadores de peso pesado, que en su conjunto dirigen a una empresa (eso es lo que es) que se llama Federación Mexicana de Fútbol. Incluso, el Estado Mexicano no tiene poder sobre la Selección Mexicana, pues subrogó o concesionó el derecho de operarla a la FMF.


La “Federación” está formada por un grupo de gente que cuando están todos reunidos, perfectamente cabrían en una sala de juntas mediana y la misión es ganar dinero –mucho dinero- a como dé lugar. Ahí se deciden los destinos del deporte nacional (ofrezco de antemano una disculpa a los charros, pero por abrumadora mayoría, el fut es el deporte nacional). Un simple ejemplo del hambre que tienen por los billetes, es que la Selección Mexicana juegue más en Estados Unidos, en donde cobran en dólares la taquilla, que en México en donde sólo el Azteca les resulta jugoso.


Voy a dejar de lado la larga historia de fracasos deportivos que nos ha traído la FMF en su historia de gestión del equipo nacional y de clubes. Si acaso, aquella selección sub-no-sé-qué, que le ganó a Brasil la final del mundial de ésa categoría menor en Perú en 2006, ha sido una de las pocas glorias del fútbol Mexicano. También algún trofeo de algún club en algún torneo bananero. Lo demás ha sido “ya merito” o lo de siempre. Entonces, dejando la parte deportiva de lado, que evidentemente es la que menos importa a la FMF, quiero analizar la parte del negocio, que es la que sí entiendo y que voy a cuestionar.


Los dueños de los clubes de Primera División en México tratan al aficionado como una mercancía, como un objeto. Incluso, los clubes perdedores reciben patrocinios y gente en sus partidos que les deberían permitir por lo menos tener estadios decentes. El problema es que si ponen butacas en todo el estadio, como en el nuevo estadio de las Chivas (bravo Vergara), se reduce el número de personas que pueden amontonar en una tribuna y tendrían que cobrar más caros los boletos y ”la pobre gente no podría entrar a ver los partido en vivo”. Pamplinas.


Si el aficionado es el cliente, ¿por qué tratarlo como basura? Yo he tenido la oportunidad de estar en juegos de la Liga Española, de la Liga Inglesa y hasta de la liga gringa, la MLS, y después de pasar por un estricto control de seguridad, un edecán me lleva a mi asiento numerado o en su defecto, puedo llegar solo a mi asiento y por lo menos sé que no tendré que pelear con alguien por mi lugar. De los baños ni qué decir. Aquí no se invierte en baños buenos por que los dueños de los clubes asumen que somos unos animales que no sabemos usar un mingitorio adecuadamente (y que creen que no van mujeres a los estadios) y además piensan que el día que el equipo dé un disgusto a la afición, seguro lo destruirán. Entiendo que los clubes europeos valgan más que los mexicanos, pero ¿valen más los aficionados europeos que los mexicanos? Estos señores no entienden un principio fundamental de todo negocio: trata bien a tu cliente y te dará a ganar más y te traerá más clientes.


Pero fuera del disgusto que me provocan los dueños de los clubes por su manera de tratarnos, hay un área en la que no sólo podría culparlos de negligencia, sino de dolo. El no instalar equipos de seguridad adecuados, esto es, video vigilancia, accesos y salidas amplias, arcos detectores de metales, detectores de metales manuales, estudios de vulnerabilidades y riesgos, y lo que le llaman en inglés “crowd control analysis”, además de personal suficiente y capacitado para manejar multitudes, hace a los dueños de los equipos de Primera División en México a los empresarios que peor tratan a sus clientes y que además ponen en riesgo sus vidas. Otras ramas del sector espectáculos en México se manejan con mucha más pulcritud, diligencia y profesionalismo que el Fútbol de Primera División. Imagínense que cada que entraran a Cinépolis o a un concierto en el Auditorio Nacional peligraran sus vidas. Y bueno, de la 1ª y de Segunda división ya ni hablamos…


Los recientes eventos violentos en los estadios de León, Irapuato, Morelia y la invasión a la cancha del estadio de las Chivas por un par de sujetos, confirma lo que aquí escribo: los empresarios del futbol mexicano están muy ocupados contando billetes, pero ninguno está pensando en tu confort y menos en tu seguridad cuando vas a un estadio. Hasta que no caiga el primer muertito como en Inglaterra, Alemania o Sudamérica veremos a clubes y autoridades reglamentando lo que ya pinta para ser una tragedia en muy poco tiempo. Dejar de vender alcohol en los estadios de México como en Europa, reduciría también la posibilidad de esta catástrofe en formación. Habrá que ver la cara de los de la Corona y Cervecería cuando estén leyendo este escrito. Así como exigimos resultados a las directivas de los equipos, exijamos seguridad e instalaciones de clubes de primera, nosotros somos los clientes. Mientras tanto les digo a todos los buenos aficionados que cada quince días abarrotan los estadios: la mega ruleta rusa ya está girando.


pesquera@gmail.com

Agárrense: México y EUA en campañas

De todas las diferencias que tenemos con nuestros vecinos del norte, hay una coincidencia que nos une a Estados Unidos y a México: ambos odiamos las temporadas de campañas políticas.


Por si no fuera poco el bombardeo de proselitismo que sufriremos en México a partir de ya, con la elección del Estado de México en puerta, ahora tendremos que fletarnos también la elección de Estados Unidos en 2012, que ya ha comenzado también. Les auguro que serán 18 meses abrumadores e insoportables y para muestra, un botón.


El pasado 10 de Mayo el presidente Barak Obama, en su primer visita a la frontera con México –en El Paso- instó a la mayoría Republicana a dar marcha adelante a la reforma migratoria, una de sus promesas de campaña que no ha podido cumplir. El presidente acusó y señaló a los Republicanos como el candado que tiene atorada la reforma y hasta bromeó que quizá los Republicanos quieran poner una trampa de cocodrilos de su lado del río. El objetivo de esta visita y de este mensaje: los votantes latinos.


No olvidemos que el 67% de los latinos en aquel país le dio su voto a Obama, y ahora están descontentos con el trabajo del presidente, pues no ha podido concretar sus promesas de empleo, seguridad, igualdad y “green card” para la minoría más importante en Estados Unidos. Les ha fallado.


Con esto dicho, Obama busca desesperadamente volver a cautivar a los latinos, echando la bolita de la responsabilidad de aprobar la reforma migratoria a una mayoría Republicana, que precisamente ganó las elecciones intermedias de 2010 bajo la bandera de cerrarse a la migración y regresar empleos a los americanos.


Aquí en México todos sabemos que cada que el presidente Calderón manda una iniciativa relevante, como la energética que acaba de relanzar por enésima vez, está haciendo un acto mediático para decirle a los votantes (de ahora en adelante y hasta Julio del 2012, por encima de ciudadanos, seremos votantes) que él ya mandó la iniciativa que cambiará las cosas para bien de la Nación, y que la responsabilidad de salvar a México y al Mundo está en la oposición, esto es, en el PRI.


Obama sabe que nunca de los nuncas pasará una reforma migratoria en año electoral, e igual que acá, todo lo importante estará detenido un año completo en el que la divisa serán los insultos, los dimes y diretes. Su maniobra política puede que resulte, pues él está buscando la simpatía del voto latino, no que se concrete una reforma que de antemano sabe que no se aprobará. Eso ya lo tratará de resolver si es reelecto.


Veremos en los próximos meses como el tono y las acusaciones entre Republicanos y Demócratas sube y veremos como hasta los gringos pierden la civilidad cuando se trata de campañas políticas.


No nos sorprenda que aquí en México la campañas se hayan vuelto campos de batalla de basura y mugre y no de propuestas. Al final de cuentas, acordémonos quién nos enseñó e impuso éste nuevo estilo de hacer campañas políticas negativas hace poco más de 10 años: el Tío Sam. Como conclusión les digo: si normalmente no creen lo que dicen los políticos, lo que escucharán en los siguientes meses requerirá una extraordinaria habilidad para leer entre líneas y saber jugar carambola de tres bandas. En las inminentes campañas política de aquí y del norte, nada de lo que escucharemos significará verdaderamente lo que nos dicen. De eso, les doy mi palabra.


pesquera@gmail.com

jueves, 5 de mayo de 2011

Bin Laden, Terrorismo y México

Durante mi tiempo en la Universidad de Columbia, tuve el privilegio de ser alumno del Teniente Coronel Reid Sawyer, Director del Centro de Combate al Terrorismo de la Academia Militar de West Point. La clase se llamaba “Terrorismo y Globalización”.


A raíz del reciente asesinato de Osama Bin Laden a manos de un grupo élite de las Fuerzas Armadas Estadounidenses, me di a la tarea de sacar las notas que tomé en ésa clase y me permití hojear una de las 4 carpetas (alrededor de 2,000 páginas en total) que conformaban las lecturas obligatorias para el semestre. No tuve que hojear mucho. Las lecturas de la primera sesión daban un panorama extraordinario, a manera de antecedente, de lo que es el terrorismo internacional en nuestros días.


En este breve artículo me permitiré presentar unos cuantos argumentos de algunos –muy pocos seguramente- de los más prominentes investigadores, estudiosos y autoridades del terrorismo a nivel mundial.


Audrey Kurth Cronin comienza diciendo que es muy difícil encontrar una definición única para explicar qué es el terrorismo, primero porque el término ha evolucionado a través del tiempo y segundo, porque la actividad asociada a éste está diseñada para ser subjetiva. Los especialistas en el tema del terrorismo han dedicado miles de páginas para encontrar una definición única a este fenómeno y todos han terminado por claudicar en el esfuerzo. El terrorismo, dice Kurth, es un asunto de percepción y por lo mismo, es visto de manera diferente por diferentes observadores.


Sin embargo, y a pesar de las múltiples definiciones que hay para explicar el término, sí hay conceptos fundamentales en los que la mayoría de los estudiosos están de acuerdo. Aquí les presento unos pocos. Primero, el terrorismo siempre ha tenido una naturaleza política e incluye la comisión de actos atroces para precipitar un cambio político. Segundo, el terrorismo es ejecutado por grupos, no por los poderes de un Estado. Esto no quiere decir que los países no utilicen técnicas terroristas, lo que pasa es que cuando son usadas por los gobiernos son llamadas opresión, uso de la fuerza del estado o terrorismo de estado. Aún cuando algún gobierno tenga la capacidad de aterrorizar, no puede ser llamado terrorista. Tercero, el terrorismo deliberadamente busca dañar a inocentes. Cuarto, el uso de la fuerza de los países está sujeto a normas y convenciones internacionales que pueden ser aplicadas o al menos consultadas, los terroristas no reconocen ninguna ley o norma y al contrario, para maximizar el efecto psicológico de sus actos, sus actividades tienen el sello de ser deliberados e impredecibles.


Según Martha Crenshaw, la región con uno de los déficits más importantes en desarrollo humano –el mundo árabe- es también el corazón de una de las zonas de terrorismo religioso más amenazadoras para el planeta. David Rapoport apunta que el terrorismo moderno es también el producto de cambios en la distribución de poder internacional en todas sus formas: política, militar, económica, ideológica y cultural.


Para concluir esta nota, regreso a Kurth, que nos da un par de ideas sobre el terrorismo internacional que pueden ser aplicadas a México. Dice Kurth que la frustración de los pueblos musulmanes y árabes, encuentra en el terrorismo una respuesta racional, especialmente cuando no existe una alternativa viable de progreso de parte de sus gobiernos.


Dice Kurt que el terrorismo es un fenómeno complejo y debe ser atacado con acciones militares de corto plazo y un análisis profundo, sofisticado y bien informado a largo plazo, y lo que hemos visto, es más de lo militar y menos de lo analítico. Para terminar con el terrorismo se debe contemplar el uso de un amplio grupo de gente y especialistas dedicados a la inteligencia y una expansión de los instrumentos no militares, como desarrollo económico y servicios.


En mi opinión, muchos de los argumentos y puntos de vista que abordan estos expertos, explica el crecimiento del narco en México y el fracaso de la estrategia contra ellos. La mayoría de la gente que se une al narco lo hace por falta de oportunidades para llevar un modo honesto de vida. Por otra parte, los 4 años y medio de balazos que el Gobierno ha usado para combatirlos es todo, menos “corto plazo”. Tanto el Ejecutivo como el Legislativo han fallado en generar oportunidades de desarrollo para evitar que la gente se una al crimen organizado y en preparar a gente apta y capaz para desarrollar una estrategia sofisticada y bien planeada para el mediano y largo plazo.


pesquera@gmail.com