jueves, 4 de febrero de 2010

Tercia de Comodines mata Póquer de Ases


El pasado martes 2 de febrero estuvieron en la Universidad de Columbia cuatro personajes de gran relevancia en la vida intelectual, política y económica de México: Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Jesús Reyes Heroles y Santiago Levi. Vinieron a presentar el más reciente libro de Castañeda y Aguilar, titulado “Un Futuro Para México”. La presentación se dio en un ambiente informal, con alrededor de 150 personas, en su mayoría estudiantes y profesores de Columbia y también con la presencia de algunos medios.


El libro, más que ser un estudio a profundidad de propuestas para mejorar al país, es un ensayo en el que pretenden someter a la opinión pública, empresarios, políticos, académicos y a la sociedad en general cuatro ideas que, en su opinión, podrían ser los pilares para que México saliera por fin del hoyo en el que se encuentra y que preferentemente deberían ser implementadas antes de las elecciones del 2012. Los autores fueron muy claros que éstas ideas son los pilares de su propuesta de cambio, pero que requieren estudio y trabajo más a fondo.


Sus propuestas son: 1. Asumir los cambios que la economía requiere para crecer. 2. Decidir el lugar que se quiere ocupar en el mundo 3. Universalizar los derechos y garantías sociales necesarios para construir una sociedad equitativa donde al menos 2/3 partes de la sociedad vivan en la clase media y 4. Hacer productiva a la democracia, mediante reformas institucionales que garanticen la seguridad de los ciudadanos y la fluidez de los cambios que requiere el país.


Brillantes los cuatro ponentes, y con los múltiples destellos de sagacidad y eventual humor de Castañeda, mantuvieron a la audiencia atenta por poco más de una hora, para dar paso a otra hora de preguntas y respuestas.


Mi conclusión, la misma de siempre: estamos llenos de buenas ideas, de gente capaz y de propuestas razonables y factibles, pero no podemos generar cambios en México. Yo lo he dicho una y mil veces y lo seguiré diciendo: los tres partidos grandes (en tamaño, no en patriotismo) de México tienen secuestrado al país, ellos tienen las llaves para abrir las puertas que generarían todos los cambios que necesitamos. Pero para ellos la única constante y coincidencia fundamental es mantener el monopolio del poder aún en perjuicio de la Nación.


Aguilar Camín apuesta al hartazgo de la sociedad, pero yo me voy a permitir disentir de su opinión: nosotros tenemos gran parte de la culpa y responsabilidad en este desacuerdo nacional, pues somos una sociedad mediocre y comodina, empezando por las élites. A nadie le gusta que se hagan olas y preferimos quejarnos, que es pura habladuría, a tomar los problemas en nuestras manos, que requiere acción.

El país no avanza por este acuerdo silencioso entre nuestra sociedad aletargada y los partidos políticos. Además, cambiar el status-quo no le conviene a la tercia de comodines (en toda la extensión de la palabra), pues perderían sus prerrogativas. Pensemos en esto: los partidos actualmente no le rinden cuentas a nadie, ellos se auto-regulan, ¿por qué empezar ahora a introducir ese pesado y odioso concepto llamado transparencia a la vida de los Mexicanos?


Por lo menos veo que algunos pocos intelectuales, empresarios, académicos y comunicadores están empezando a sentir que la sangre se les calienta un poco. Ya era hora.


Vuelvo a otro asunto que ya he abordado con anterioridad, ¿qué estamos haciendo nosotros para impulsar estos cambios que permitan que México sea un mejor lugar para nuestros hijos? Si más Mexicanos hiciéramos ese incómodo examen de conciencia, tal vez las cosas empezarían a moverse un poco.


Por lo pronto, la tercia de comodines mata sistemáticamente al brillante póquer de ases que vino a Columbia y a cualquier mano que se le ponga enfrente.

pesquera@gmail.com

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