jueves, 7 de enero de 2010

Definición de Oxímoron

En los últimos días he leído algunas notas de esas que acaban amargándonos el café de la mañana sobre la reticencia en el Senado para emitir normas que reglamenten el cabildeo. Al comentar estas notas con algunos amigos y personas cercanas, me doy cuenta que muchos desconocen qué es el cabildeo y cómo funciona en México y en otras partes del mundo.


Sin ser experto en la materia y mucho menos eminencia en su práctica, trataré de explicar de un modo simplón qué es el cabildeo o “lobbying”, como se le conoce en Estados Unidos y países de haba inglesa.

El cabildeo en su más simple expresión, es la intervención de terceros que mediante su gestión buscan influenciar la toma de decisiones de funcionarios públicos o miembros del Poder Legislativo a favor de grupos de interés específicos.


Estos terceros pueden ser despachos de consultoría, de abogados, ex legisladores, ex funcionarios o profesionales de gran influencia. Sus clientes son los grupos interesados en influenciar o modificar el comportamiento, postura o toma de decisiones de gente en la administración pública y de legisladores.

Quienes contratan a los cabilderos tienen intereses de todo tipo y de todas las áreas que nos podamos imaginar. Pueden ser grupos empresariales que contratan a los cabilderos para que los legisladores aprueben o no leyes que afectan sus intereses. Por ejemplo, las cámaras industriales de diferentes sectores como el calzado, industria automotriz, autotransporte, y medios, entre otras, contratan a estas firmas para que sus sectores obtengan condiciones más favorables de operación.


También pueden ser organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que tratan de impulsar o frenar legislaciones que afectan a sus causas y aquí encontramos a organizaciones ambientales, pro o anti matrimonio gay, pro o anti aborto y pro o anti lo que se les ocurra.


El problema más grave en esta práctica es que inevitablemente hay conflicto de intereses cuando nuestros legisladores tienen negocios privados, una constructora por ejemplo, y aceptan aprobar o rechazar legislaciones que favorecen o perjudican –según sea el caso- a sus industrias y a los clientes de los cabilderos al mismo tiempo.


Los cabilderos suelen ofrecer dádivas a los funcionarios o legisladores para que favorezcan los intereses de sus clientes y aunque no puedo mostrarles un video de YouTube con un legislador recibiendo dinero de un cabildero de Grupo Carso, de FEMSA, de Televisa, Pro-Vida o de Greenpeace, es muy pero muy probable, aunque no comprobable, que también haya dinero “por fuera” para funcionarios y legisladores a cambio de esas gestiones.


Para muchas personas la actividad del cabildeo no tiene muy buena reputación en general. La mitad de Washington D.C. está poblada por despachos de abogados, ex congresistas y consultores que cabildean los intereses de sus clientes ante los miembros del Congreso. El lobbying o cabildeo es una forma de “corrupción legal”, un oxímoron (palabra dominguera para los que quieran tomar nota, oxímoron: combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido; por ejemplo, un silencio atronador http://rae.es/oxímoron).


En Estados Unidos es tan poderosa la influencia de los cabilderos sobre los legisladores que con frecuencia se aprueban recursos de los contribuyentes para sectores o grupos de interés específicos que no necesariamente representan el interés de la nación. La diferencia es que en Estados Unidos todos los legisladores tienen que declarar quiénes contribuyeron para sus campañas y es muy fácil atar esas donaciones, con favores legislativos aprobados en beneficio de ciertos donadores.


¿Creen que algún día podamos enterarnos de los beneficios colaterales de los que gozan nuestros diputados y senadores por impulsar o frenar iniciativas de grupos de interés privados? Yo tampoco.


Esta falta de transparencia en el trabajo legislativo es una razón más para impulsar la reelección de legisladores y alcaldes. Los cabilderos de los ciudadanos tendrían que ser los legisladores y yo, en lo muy personal, no creo que estén actuando en el mejor de los intereses de mi distrito, de mi ciudad, de mi estado ni de mi país.


pesquera@gmail.com

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